jueves, 11 de diciembre de 2008

Un regalito

Por seguir viniendo a visitarme.

martes, 26 de agosto de 2008

Ni más alta, ni más maciza, ni más morena.

Hay cosas para las que el dinero no marca la diferencia y otras para las que el mismo precio no tiene el mismo valor. Ilustro con ejemplo: 20 euros no son lo mismo si me lo gasto en un libro que en una camiseta. Por eso me paso la vida torciéndome la columna a base de ladrillos a los que no me puedo resistir, y yendo de tiendas al armario de mi madre. Lo más normal es que las nacidas en los sesentas me digan que qué bonita mi camisa y las de mi quinta que qué bien mi nuevo peinado. Claro, sí, y los que hablan conmigo que qué listilla. Si es que lo tengo todo, y siendo así, para qué voy a cambiar si hasta puedo beber Nestea sin poner cara de asco.
Pero como dice cierto profesor de mi buena amiga Error: la necedad del hombre, siempre acechando. Y claro, yo no voy a ser menos. Ni corta ni perezosa, me he tomado este tiempo de asueto con el sincero propósito de cambiar.
No lo he conseguido. He hecho otra mudanza, me he ido de vacaciones, he cruzado el Atlántico, lo he descruzado, y sólo sigo siendo exactamente igual. Esa que se fue, es la misma Esaque que ha vuelto.

domingo, 20 de julio de 2008

Sky, it is blue

Si no fuese porque me resulta un planteamiento agotador, apoyaría sin reservas que hay que vivir cada día como si fuese el último. Incluso lo pondría en práctica. En un esfuerzo de sensibilidad extrema hay días que me pregunto “para qué coño te has levantado hoy?". Y por ser justa, hay otros que me paro un momentito a valorar lo contrario, “pues mira qué bien que te has levantado hoy Esaque, ha valido la pena por esto y por esto otro”. Las razones para decir que ha valido la pena despertarme –incluso madrugar- en este sábado de hoy son, especialmente, tres.

Primero, he desayunado con un hombre especial. Muy especial. MK acaba de ser abuelo y aunque lleva un anillo de oro en el dedo corazón con sus iniciales en negro (horterada que yo he atribuido en mi imaginario a una encerrona de mal gusto por parte de algún ser muy muy querido, pero mucho) y a pesar de que es constructor, abogado, y está apunto de recibir un cheque firmado con mi pluma -y casi hasta mi sangre-, a cambio de unas anheladas llaves, famosas ya en este blog, me tomo mi tiempo y mi espacio para hablar bien de él.

MK me ha contado, en 3 horas de delicioso desayuno, unas 35 batallitas, reflexiones, anécdotas. Todas interesantes de verdad. Pero no sólo me ha contado, también me ha preguntado mucho. Quién ha dicho que hacer preguntas es de mala educación? A mí me encanta que me hagan preguntas, me facilita mucho el trabajo y la interacción, los monólogos cada vez se me dan peor y, sin embargo, hablar de mí me gusta cada día más. Como ejemplo, espero que valgan los 58 posteos que llevo. Me gusta tanto que quizá hay sólo una cosa que me gusta incluso más: que las personas demuestren interés.

MK es un señor entrañable, pero ante todo, es un señor. Entre los muchos intereses que me demostró, hubo espacio hasta para los estudios. Cuando le expliqué qué es lo que estoy haciendo aquí me emocionó comprobar que, por primera vez un adulto de verdad (no como yo), le prestó más atención a lo que estudio que a lo que trabajo. Sacó su cartilla de abogado para demostrarme que, aunque fuese una locura, él había empezado su carrera a los 41 años y la terminó a los 46. Y SÍ, EJERCE, no hizo una carrera para matar el tiempo (concepto éste al que ya le dedicaré bits y bilis en otra ocasión). MK es un señor, un loco y un hombre feliz. Aquí quedan mis respetos, mi admiración y mi agradecimiento por la cantidad de favores que, como favor a ustedes, no voy a detallar en esta ocasión.

Otra cosa que me ha hecho meter una alegre monedita más a la hucha de mi día, es la imagen que encabeza este post. La vi en mi visita a El País antes de empezar a escribir. Es la Tierra vista a 50 millones de kilómetros…

No soy muy amiga de los puntos suspensivos, pero es que no sé qué decir. En serio, en serio, nadie se da cuenta? Joder, que no es plastilina! Que no es obra de Photoshop, ni de Stanley Kubrick!! Que es África desde el espacio! Yo qué sé, también los hay que se emocionan contemplando el revoloteo otoñal de una bolsa de plástico.
Pues eso…

Por último, he tenido la feliz casualidad (MK, mi deidad del fin de semana, dice que las casualidades no existen) de reencontrarme con esta canción que, de verdad les juro, me hace feliz. Y no es porque me imagine avanzando hacia el altar al ritmo de estos acordes con crinolina hasta en el velo.

Es que las hay mejores, pero no hoy.

Si pueden escucharla sin alegrase un poquito, siquiera un tímido esbozo de ladeo labial, reciban ustedes mis más sentidas condolencias. Y vuelvan, vuelvan, tenía pensado invitarles a no volver por este blog del amor, pero lo he pensado mejor, y he decidido hacer mi buena acción del día. Del gran día.


jueves, 10 de julio de 2008

Point break

Ahora que mato por entrar en mi casa, me acuerdo de los años en los que mataba por salir.

De verdad les digo que yo soy una persona casera. Quizá hubo ciertos años de mi vida en los que era difícil suponerme en casa tejiendo calceta pero, yo, soy de corazón, una persona casera. Lo otro era sólo circunstancial –casi en exclusiva-, una cuestión de equilibrio y compensación.

Hasta los 15 años mi hogar era una especie de fortaleza erigida y custodiada por un padre joven y sobreprotector que temblaba por dentro cada vez que sonaba el teléfono.

Todo el día el teléfono Esaque, todo el día esos chicos. ¿Pero cuántos años tienen? ¿Cómo que 18?, ¡¿19?!, ¡¡¿20?!! ¡No!, tú no vas a la discoteca. Por la tarde tampoco. ¿Como que subirte al coche de tus amigos? ¡¿Que te traen quienes?! De eso nada, te voy a buscar yo. A las 8 y media. Nada de fiesta el sábado, los fines de semana al pueblo, a hacer deporte. Y entre semana, colegio y más deporte. Tus amigas pueden venir a casa. Mira, te he comprado estos patines. A las 10 en la cama que a las 6 estás en pie. ¿Pero cómo?, ¿has sacado cuatro ‘sietes’ este mes? Castigada, no hay teléfono, un día de estos te vas a ahogar enredada con el cable.

Esaque entonces suspiraba impaciente –y se cagaba en todo-, deseando que la melena creciese pronto y un día no muy lejano alcanzase el mundo exterior. El mundo de los mayores que se cuelan en discotecas nocturnas con sus credenciales para votar falsas y conducen el coche de papá y fuman y bailan acompasados La Macarena y Saturday Night en el centro de la pista de discotecas bautizadas con nombres tan prometedores como Coco Bongo, Bandasha o La Pachanga. A ser posible, lo del pelo, mejor antes de que los novios telefónicos se echasen novias que sí pudiesen ver y tocar, y se aburriesen de esperar por mi trenza.

El tie break de esta Ley Marcial se rompió de la noche a la mañana. Gané y pasé de pedir permiso hasta para comer un taco (los burritos son invenciones tex-mex, es decir, yankis) a informar de mis planes como hechos irrebatibles.

Ahora me acuerdo de toda esa mierda de "cuando seas mayor lo entenderás", "porque lo digo yo" o "lo importante es participar". Esas cosas que dicen los padres, o los míos me decían, cuando aún me llevaban de la mano por la vida y cuanto más tiraba yo, más apretaban ellos.

Me acuerdo porque es verdad que en los últimos meses, lo que es un clásico en éste, su blog de ustedes, esto de hablar de mi familia y de las personas y de las batallitas que me importan, se ha vuelto un inventario necesario a las puertas de mi nueva casa. Y me abrazo a cualquier imagen emotivo-triunfalista, porque no soy capaz de visualizar otra. Porque, qué narices, sé que me lo merezco, y eso, también lo mamé en casa.

lunes, 7 de julio de 2008

Derechas y reveses

Señores, estoy de subidón. Desde que España ganó la Eurocopa esto ha sido un no parar de celebrar que hemos rematado con un 10 en el examen del viernes, y esta tarde, con una muestra extraordinaria de fuerza, voluntad y perseverancia. He sufrido, he disfrutado, me he agotado y no me he puesto a llorar por un mínimo de sentido del ridículo y porque estaba acompañada y pasaba de tirar de la manta y explicar todas las emociones que se me mezclaron con esta épica de 5 horas de derechas y reveses.

Y también estoy de bajón, pero ahora no, hace 54 horas, sí. Situación:

Riiing, riiiiig...

Esaque: Hola papá.

Mio padre: Hola Pao, mira ya hablé con el constructor.

Esaque: Y, ¿qué te ha dicho?

Mío padre: Nada, milongas, que él no es ningún ladrón, que él es un hombre de honor y que entonces no tiene ningún problema en esperar un tiempo prudente a que reunamos el dinero para liquidar el piso, pero que no va a poner nada por escrito. El contrato ya expiró, hemos fallado nosotros y, nada, eso, que nada por escrito, que es una cuestión de confianza, que si no confiamos en él…

Esaque: ¡¿Confiar?! ¿Pero ése quién se cree que es?, ¿el que me vendió el piso o el que me trajo al mundo? No entiendo qué problema tiene en ponerlo por escrito. No sé. No entiendo.

Mío padre: Yo tampoco.

Esaque: Huele mal.

Mío padre (con voz de empresario): Sí, pero en última instancia él no tiene ningún deber con nosotros, tiene la sartén por el mango y puede ejecutar el contrato.

Esaque (con voz de justiciera): Vale, pues que lo haga, pero que no vaya de buen samaritano. Lo asumes, lo dices y te dejas de cuentos y de códigos de honor. Que no joda. Que bien que me llamó para poner las cosas por escrito cuando el que se retrasaba era él.

Mío padre: No sé, no sé. Mira, la vida es así y los negocios sobre todo, a veces se gana, a veces se pierde.

Esaque (nudo en la garganta, mente en el salón de ese fabuloso piso escurridizo): Ajá.

Mío padre: Yo ya lo he olvidado, te aconsejo que tú hagas lo mismo.

Esaque: Vale papá. Gracias por todo.

Mío padre (convenciéndose): Ya está, esto es así, y desde luego lo que no vamos a hacer es soltarle pasta a este tío sin nada por escrito.

Esaque: Totalmente de acuerdo.

Mío padre: Ajo y agua, es lo que toca.

Esaque (disimulando resignación): Ya, ya. Sí.

Mío padre: Pues ya hablamos. Hasta luego preciosa. ¿Quieres hablar con tu madre?

Esaque (disimulando la pena): No, mejor más tarde. Luego la llamo, ahora tengo trabajo.


Cuelgo. Me quedo vacía unos segundos. Petrificada. No respiro, no pienso, sólo saboreo el despropósito. Sabe mal. Vuelvo hacia mi escritorio. Veinte metros después, cuando voy a empezar a pensar, el teléfono suena en mi rescate.


Mío padre (con voz de superhéroe): A ver Paola, habla con el banco que te expliquen bien esa opción que te daban para mandar el dinero allá. Vamos a ver qué se puede hacer.

Esaque: (¿Pero no lo había olvidado ya?) Claro, claro, ya mismo lo estoy haciendo…


Y en eso estoy, y por eso no escribo. Porque tardo más en teclear que en perder y recuperar una casa. Espero que lo sepan comprender. Si no lo hacen, no se preocupen, supongo que es normal.

viernes, 27 de junio de 2008

Sexo en BsAs

Se abre el telón.

Baño de mujeres en el interior de un bar, de fondo suena You´re just too good to be true. Encerrada en el excusado, Esaque escucha las voces de 2 mujeres. Seguro que están frente al espejo.

Mujer1 (entusiasmada): ¡¿Te enseño las tetas?!

Mujer2 (sorprendida): ¿Qué?

Mujer1: ¡Las lolaaas!

Mujer2 (ahora que entiende, responde con natural falsedad): Aaaaaah. ¡Qué lindas!, es verdad. ¿Y quién te las hizo?

Mujer1: ¡Un doctoor!

Mujer2 (satisfecha): Aaaaaah

Las mujeres salen del baño. Esaque sale de su escondite. Mientras se lava las manos prolonga la conversación en su mente.

Mujer1: ¿Y a ti? ¿Quién te las hizo?

Mujer2: A mí, un abogado.

Mujer1: Aaaaah.


Segundo acto.

Esaque llega a la mesa en la que sus compañeras de hermandad comparten espacio y sonrisas amables con una colombiana y dos argentinas. Al fondo una banda interpreta en directo el tema Mr Jones. No tan al fondo. Hay que gritar.

Colombiana: Y tú, ¿de dónde eres?

Esaque: Yo, de Asturias.

C: ¿Y qué haces acá?

E: Trabajo.

C: ¿Y qué horóscopo eres?

E (que esperaba que su siguiente respuesta fuese “en una agencia de Publicidad”):…Sagitario.

C: Ya decía yo, los sagitarios son muy divertidos.

E (no entiende nada. Salta el bache): ¿Y tú, qué haces en Argentina?

C: Es una historia larga, tengo 26 años, un ex marido, y un hijo de 3. Nos hemos separado hace no mucho y yo puedo salir del país pero para sacar a mi hijo necesito la autorización del padre y ahora he conseguido trab…

(¡Dios mío!, ¿¿en dónde estoy metida?? ¿Pero eso no era en Irán?)

Aparece el camarero con una botella de Moet Chandon que no hemos pedido. Se lo hacemos saber.

Argentina1: ¿Esto lo ha pedido alguien?

Argentina2: Noo.

Argentina1 (ojitos hacia arriba, cae en la cuenta y mira a la mesa de atrás): Chiiicas, denle las gracias a los chicos.

(Repito: ¿en dónde estoy metida? No me jodas que estoy encerrada en un capítulo de esa maldita serie que odio).

Argentina2 desaparece y según nos cuenta argentina1 es que se ha enamorado. Está en la mesa de al lado. -Es que el rubio es el dueño de una productora muy importante acá, ¿sabías?-.

Esaque (interiorizando el léxico): Aaaaah.


Tercer acto

Ya no hay música en directo ni champán. Suena Sex bomb y Esaque suda la camiseta por los tiempos pasados en un intento estéril de abstraerse del entorno. Imposible. Cuenta los pisotones. Los patapalos están por todas partes y se empeñan en ligar con las “jovenzuelas” utilizando los pasos que han aprendido en las clases de baile de salón a las que asisten cada martes a las 8 con sus señoras esposas. Las chicas, por su parte, imitan, descarao, coreografías de Dirty Dancing. Especialmente esa en el que Patrick toma a Baby por la cintura y ella se estira hacia atrás hasta donde le permite la espalda. No me pueden engañar, me la sé de pe a pa.


Cuarto acto

Aparece un patapalo nuevo que se introduce en el corro. Podría ser mi abuelo. No lo podemos echar, resulta que es “amigo nuestro” y argentina2, que ya se ha desenamorado, me explica que es el dueño del boliche en el que estamos. Es amigo de los padres de argentina1 y la madre de argentina1 le ha hecho saber a su hija que como se entere de que están liados va a mandar que lo maten a tiros. Textual.

Esaque: Aaaaaaaah.


Quinto acto

Suena Girls just wanna have fun. Argentina2 se ha enamorado de nuevo.

(¿Nos invitarán a algo otra vez? Yo la verdad que tengo hambre. ¿Una chocotorta, podrá surgir de este naciente amor?)


En cuanto a mi hermandad, éxito rotundo. Uno se nos acercó para decirnos que M. le parecía hermosa y que nos invitaba a todo lo que quisiéramos toda la noche.

A mí se me acercó otro para avisarme de que luego venía a bailar.

Rumbo a la mesa para coger las chaquetas y dar por terminada la procesión, otro patapalo -que al menos permanecía sentado en su mesa- hace pequeños movimientos de nuca para indicar a L. que se acerque y se siente a su lado. A lo que ella, a 7 metros de distancia, responde con un educadísimo “no, gracias”. Si la vieseis, ahí tan mona, tiesa como un pan de 5 días, con su camisita blanca y su canesú, sus zapatitos de charol y su sonrisa de buena persona haciendo gesto de “no no no” con el índice y con la cabeza…

Cogimos un taxi y en el camino compartimos impresiones de la noche. No había tango, sólo había sordidez.

Cuando llegué a casa me lavé los dientes y las manos pero la cara no porque me daba pereza y no iba maquillada.

Me puse el pijama y no cogí el portátil para escribir alguna reflexión ridícula sobre los hombres y las mujeres y la vida en las grandes ciudades.

Me metí en la cama y me quedé dormida con la luz encendida, no fuera a ser que algún fantasma de la noche pretendiese convertir mi descanso en pesadilla.

La previa

Estoy en la agencia cuando sólo quedamos tres personas y suena Wild Horses. Si no escribo ahora no merezco este huequecito en el espacio. Si dejo que pase un minuto más sin guardar bajo bits las emociones de este día merezco muchos más días como éste, llenos de contradicciones como columpios que suben y bajan a la velocidad del segundero.
Se alegrarán de saber que me ha ido bien en el primero de mis exámenes imposibles. Supongo que estarán muy contentos cuando les diga que el título ORIGINAL que me manda S.A.R Juan Carlos I firmado por la ministra de cultura Pilar del Castillo, expedido en el 98, apostillado 10 años después y con unos bordes color morado de verdadero mal gusto, ya está en mi poder y me ha valido para llegar, justo a tiempo, a la meta.
El ataque de nervios fue estupendo. Después del spring, cuando me senté en las escaleras de la facultad a fumar y a esperar junto a mis compañeros a que nos fueran llamando uno a uno para sentenciarnos en Psicología General, apareció Gastón, el amable bedel, que en esta ocasión se mostró impasible como es impropio en él.

-Paola tenés que darme una fotocopia de tu pasaporte.
-Ahora no Gastón, ¿no ves que estoy adherida a esta escalera?
-Si no me la das vas a estar ahí sentada hasta que te canses porque no te van a llamar más.
-Ay Gastón, que no que no, que no puedo…


Y de verdad que no podía. Así que una de mis amabilísimas y solidarias compañeritas que fue la primera en entrar a hacer el examen y salió con una sonrisa de 9, bajó desde el piso 17 hasta el subsuelo con mi pasaporte en la mano. Gastón contento y yo en estado catatónico.

Pero ya está, ya pasó, y esto en verdad no es de hoy, es de ayer. No podía ser tan desconsiderada de no compartirlo teniendo en cuenta todo lo que hemos sufrido para llegar hasta esa escalera que parecía antesala del Juicio Final.

¿Quizá exagero? Nooo.

Cuando se terminó el bis a bis General me fui para casa, me metí en la cama, empecé un libro, cuatro horas después lo terminé y por fin pude desenchufarme en paz. Últimamente me está costando un poco. ¿Insomnio? No, no es insomnio. Es una casa que estoy a un pelo de perder, un abrazo que me salta encima cuando me meto en mi cama de 2x2 y soy sólo una. Sobre todo eso. A veces se me ocurren otras cosas con las que distraer el sueño o directamente voy y me leo el libro de Paulo Coelho que ha caído en mis manos accidentalmente (¿existirán los accidentes? ¿Será el misterio? ¿Serán las casualidades? Uuuh, ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión,una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño…ya saben el final) me hago el harakiri a gustito y pienso en las ganas que tengo de que empiece el día siguiente y en la serie de emociones estupendas que me aguardan. Y no es ironía. Las santas no mentimos, es que somos capaces de procesar los más diversos sentimientos al unísono. Es por eso que nos alaban y nos rechazan con la misma intensidad. Como a la selección española, igualito. Vergüenza os tendría que dar.
Y a mí también, que no he contado nada, absolutamente nada, de lo que quería y estoy aquí haciendo tiempo para distraer la llamada de la cama mientras llegan el par de costaleras de mi hermandad a sacarme en procesión.

Apelo a la bondad de vuestros inmensos corazones para que sigáis queriendo a Esaque. Y no me comentéis esta entrada, no me lo merezco. Podéis ir en paz. Las chicas ya están aquí.

martes, 17 de junio de 2008

Es que de verdad

Me cito a mí misma (que es algo que me gusta mucho y en pocos escenarios me permito) hace escasos cuatro posts, cuando decía que España me parece el plagio artificial de Latinoamérica, el donuts sin azúcar, la lágrima del clown, lo que la naturaleza a las tetas de Ana Obregón.

Pensé que tendría que explayarme pero ante insuperable evidencia, mejor me pongo a trabajar.

España, te quiero. Por eso vivo en Buenos Aires.

lunes, 16 de junio de 2008

Metámosle gas

El chico de mis entretelas se presentó el viernes al teórico de conducir y le salió bien. Si me entretengo un poco y él le mete gas, puede que en el momento del reencuentro, amorcito me reciba a aúpa y partamos en un buga blanco conducido por él. La verdad es que no me imagino la escena, no sé, a mí eso de la conducción y la informática siempre me ha parecido muy viril pero, lo primero, me gusta hacerlo a mí, y hasta el día de hoy he encontrado en él un copiloto excepcional. Me pone música molona, va to relajao, me dice que qué bien adelanto, me aplaude cuando aparco en tres movimientos y cuando llevo el bronceado camionero del brazo izquierdo, me suministra comida y bebida, me acaricia el cuello, se ríe con mis macarradas y no se duerme nunca. La verdad, yo no sé si seré capaz de mantener el nivel.

El primer carnet de conducir que tuve, a los 16, me costó 3000 pesetas en pesos mexicanos y, muchos años después, en 2004, tuve que pagar 7 clases prácticas en la ilustre ciudad de Oviedo para que me enseñasen a llevar un coche como las personas civilizadas. Ni se te ocurra tocar el claxon, no conduzcas con la mano sobre la palanca de cambio, reduce la velocidad, el de la derecha tiene preferencia en esta intersección, deja que cruce el peatón…Fue breve pero intenso, el profesor de la autoescuela estaba loco por perderme de vista y, cuando al fin lo logró, nos dimos un accidentado pico para celebrar mi aprobado. Espero de todo corazón que me haya olvidado.

Excepto por los millones que hacen falta, soy target BMW total. Qué bien lo hicieron con esa publicidad oye. A mí me gusta conducir, pero no sé qué me gustaría más, si tener un BMW o haber sido el que pensó la idea. Nah, qué narices en verdad tener un BMW es mucho mejor. Pero esto, hace un año queridos amigos de Esaque, ni siquiera me lo hubiera planteado una fracción de segundo.

Hablo tanto de Psicología que quizá tenga que recordar, o aclarar, que lo que me da de comer es la Publicidad. Soy redactora , o copy, como a ustedes les suene mejor. A veces escribo esas cartitas que firma su banco o las invitaciones para visitar la peletería que acabamos de inaugurar en Nueva York. Otras veces, pienso en regalitos que meter en cajas y con qué excusa voy a hacer un link entre el objeto y el mensaje que nos dice el cliente (entiéndase, la marca) que quiere comunicar. A esto se le llama, en plan guay, conceptualizar. Yo estudié Periodismo y aterricé en la Publicidad, desorientada, después de que los del El País me diesen la patada. En verdad no los culpo, yo también lo hubiera hecho, pero algún día me la pagarán. Ellos no eran culpables de mi desorientación y falta de convicción como tampoco lo era la Publicidad. Aún así, me habría ahorrado mucho tiempo si alguien me hubiese explicado antes que “conceptualizar” no era más que esto.

Una de las mejores lecciones que recibí desde que empecé a trabajar, me la dio mi primera senior-en-serio (antes tuve otro durante un par de meses, pero ese, pobre, no puede ni contar). Mi primera-senior-en-serio es una tía genial y divertida que me echó la mano en un momento difícil y ni siquiera sé si ella era consciente entonces. Pero esperen que freno y vuelvo a lo que iba que era a la lección. La senior lo que me dijo fue que escribir un folleto era como escribir un cuento. Es más, ni siquiera lo dijo dándome una explicación. Sencillamente recuerdo que soltó la frase al vuelo y a mí se me despejó la cabeza. Desde entonces, me encanta ser mujer y escribir folletos, o folletear, como a ustedes les suene mejor.

jueves, 12 de junio de 2008

Yes we can

Empiezo a secarme el pelo esta mañana alrededor de las 5:30, afuera es de noche y es invierno. Suena el teléfono. ¿A estas horas? Me precipito desbocada escaleras abajo, cuando llego al fijo ya ha saltado el contestador. Me da tiempo a que la sangre entre en ebullición pero antes de que se apodere de mí el fatalismo más total suena el móvil. Como era de esperar a estas horas es un número desconocido. Los de España lo son. Puede ser algo súper súper bueno o súper súper malo. Es mamá y lo que tiene para contarme es mega bueno.

Mamá mía: ¡Amooor! ¡que hemos encontrado tu título!
Esaque: ¿El-el-el el original?
Mamá mía: Sí sí, claro, el original.
Esaque (deduciendo que el resto del mundo está tan alerdado como ella): ¡¿Segura?! ¡¿Pero segura mamá?!
Mamá mía: ¿Que si estoy segura? Pregúntaselo a Bego que hemos estado toda la mañana poniendo la casa patas para arriba, armarios, estanterías y cajones incluidos. Vamos guapa, como Bego renuncie ya me estás buscando sustituta. Cada vez que le digo que hay que buscar un papel tuyo le entran los siete males. De verdad, sí ríete, se pone de todos los colores.
Esaque: Ay mamá ¡qué emoción! Ya pensaba yo ayer que tanto esfuerzo no podía caer en saco roto y que de algún lugar tendría que surgir una solución porque en la vida las cosas cuando se hacen blaaaablaaaablaaaa…Y entonces me puse con el discurso chustimístico y salí al balcón para que el viento helado mañanero me ondease la melenísima recién secada y para despertarme y para terminar de creérmelo y para ver si, con suerte, algún vecino compartía conmigo la buena nueva y le ponía ojos a la escena.

Seguí tan emocionada el resto de la mañana que hasta lo conté al aire (momento cumbre de oyentes, cómo no) y fue lo primero que le espeté al psicólogo cuando llegué a la consulta. La cosa empezó bien pero terminó derivando en no sé qué leches sobre mis duelos y mis viajes y mi padre y no sé qué paridas más que me dejaron exhausta y entonces decidí que me daba el alta. Era la segunda consulta y no más Santo Tomás, soy la terapia más breve de la historia del psicoanálisis. Oye, qué eficacia, ahora estoy más motivada que nunca para darle duro a Bases Biológicas y Neurológicas del Comportamiento Humano. ¡Nunca pensé que hacer un examen me pudiese producir este nivel de emoción!

A la vuelta del psicólogo, rumbo a la agencia, llevaba el iPod en opción aleatoria y apareció esta canción. Me acordé de que en algún lugar leí -ahora que tengo tantas fuentes sobre espectáculos-, que en la fiesta post-ceremonia de los Oscar Bardem la bailó con su estatuilla en la mano. Y claro que sí hombre, di que sí, tú tan satisfecho con tu premio, yo tan feliz con mi título. No veas cómo te entiendo, Javier. A mí también me entraron ganas de ponerme a bailar desafiando a las mismísimas leyes de Murphy que rigen este mundo.

miércoles, 11 de junio de 2008

Estoy hecha de polvo

Solía tener una amiga cuyo enamorado inglés aprendía español para impresionarla y nos hacía reír mucho con traducciones literales al castellano como la que encabeza este post. Estoy hecho de polvo Julia, estoy hecho de polvo. Han pasado unos cuantos años desde entonces y el enamorado hoy es novio e incluso domina el catalán. Creo que podría decir que la sigo teniendo por amiga, lo que pasa es que ha pasado mucho tiempo y mucho silencio y muchas cosas en nuestras vidas que hacen que poco tengan que ver la una con la de la otra, aunque nada que no se pueda recuperar con un par de horitas de llamada de larga distancia (a cobro revertido).
Es lo que pasa con la gente que quieres de verdad. Iba a decir con la gente que quieres y con la que tienes confianza, pero es que esto en mi caso es indisoluble. Ya puedes creerte que tu vida entera ha dado un giro de 180 grados, cambiar de sexo, hacerte explorador, dar la vuelta al mundo, ser merecedor de la Iberia Platinum, que al final es como si ayer te hubieses despedido en la esquina de casa y a la mañana siguiente os encontraseis en el mismo lugar para hacer las cosas de siempre.
Me acuerdo de ella y lo cuento aquí porque hoy estoy hecha de polvo y pretendía introducirlo al menos con una pizca de gracia ya que en verdad lo que me pasa no me hace puta gracia. Lectores y lectoras, soy un proyecto de psicóloga y no sé si llegaré a algo más. No pasa nada extraño, es sólo que en este día todo apunta a que será muy muy muy difícil -por no ponernos fatalistas y decir que imposible- tener conmigo mi título ORIGINAL del colegio. ¿Que por qué no lo hemos hecho antes? Más allá de asumir las malas artes que manejo con este mal que son para mí los papeles, resulta que nos hemos entretenido un rato largo creyendo que con la fotocopia oficial compulsada valía. Pero no, nos hemos ido a estrellar con el consulado argentino en Madrid que esta misma mañana nos ha hecho saber que nanai, que la apostilla sólo se pone en los originales. ¿Y el título original? ¿Pues dónde creen ustedes que está? ¡Por favor!, han pasado casi 10 años desde que terminé COU, de casualidad sé donde tengo el pasaporte, voy a saber donde está ese condenado papelucho que encabeza mis pesadillas.
¿Y ahora? ¿Qué, qué hago, qué pasa? He llamado a la Universidad para explicarles mi caso, de verdad que quería explicarlo pero mientras avanzaba la conversación y mis peores suposiciones se hacían reales, me he quedado con un hilo de voz con el que apenas pude despedirme educadamente, porque bien es verdad que la señorita que me estaba atendiendo era muy dulce y se notaba que le estaba resultando una tortura tener que decirme que no podré presentarme a los finales ahora y que tendré que esperar hasta la convocatoria de noviembre, cuando ya tenga el papel en mis manos.
Noviembre, ¿dónde queda noviembre? Por favor, eso me suena al 2011, cuando mi padre vuelva de reedificar chilangolandia y yo haya sido ascendida, con mucha suerte, a responsable de la sección embutidos del Alimerka.
Qué sé yo. ¿Alguien me quiere regalar un ministerio? Miren que yo tengo mucha experiencia en diversos know hows y ya me gustaría que esto tuviese una arreglo civilizado, como en México, 400 ó 500 pesos y este post no existiría.
No sé cómo explicarlo, pienso en el tiempo invertido y en el esfuerzo y ahora creo que me siento como un mercado mayorista sin pescado fresco.

Qué sé sho

Estoy que me muero de los nervios porque pasen cosas, ¿no? Lo de las incógnitas despejadas y tal, eso ya lo había dicho aquí, ¿verdad? Siento si me repito pero creo que tengo que darle a este espacio un hilo conductor más estilo capítulos, así que digo yo que si Yo soy Bea triunfa entre ustedes de esta manera que tan poco fundamento requiere, imagino que en más de 400 capítulos habrá habido de todo y ese todo muchas veces. Una estructura de trama, una al menos, que se haya repetido hasta la saciedad. No sé, por ejemplo, “pobre, de verdad, hay que ver qué papelones hace la Bea, o “cachis, qué lástima, si no es que sea tonta es que es sssuperbuena”, o “¡pero qué fea es coño!”…y no se engañen, lo sigue siendo. Yo se los digo desde afuera, con toda la perspectiva que me dan estos 12000 kilómetros de nada y mi amplia experiencia vital en culebrones, como deben de ser, mexicanos o en un segundo escalón, también aceptable, venezolanos.

Últimamente España me parece el plagio cutre de Latinoamérica (para más información al respecto espere o atienda a próximos posts). No, venga Esaque, no seas tan simple, no quiero decir cutre, quiero decir y digo, artificial. Eso. Para que entiendan que lo pienso de verdad. ¿Huelgas? Pss, venga anda, ¿os mando a Cristinita a toquetearos los micrófonos? ¿Crisis? ¿Qué crisis? ¿Dónde está la crisis? Pero, ¿el banco os sigue dando hipotecas y créditos y préstamos sin un interés del 100%? Y si quieres sacar tu dinero, ¿puedes? Lo peor de todo es que no estoy diciendo que no la haya, o que no vaya a haberla. Quédense tranquilos hijos de la eterna posguerra, yo estoy convencida de que así será. Me lo dice mi instinto (básico) y, por si esto fuera poco, también mi padre. Pasen, oigan, escuchen, esta mañana, a las 8:30 sonó el teléfono para esto:

Mío Padre: ¿Ya tienes decidido cuándo vienes?

Esaque: No sé supongo que a finales de julio, principios de agosto. ¿ Por? ¿Alguna preferencia?

Mío Padre: No no, lo que tú decidas, es tu vida. Por si hace falta aclararlo, no sean ingenuos, el mensaje va con segundas. Es un padre.

Esaque: Pues sí, qué se yo, últimamente no soy capaz de tomar decisiones a más de una semana vista.

Mío Padre: Ya si bueno, pero habrá que ir tomándolas, ¿no? ¿O qué, le vas a decir a tu jefe una semana antes que te vuelves para España? ¿O qué, vas a venir de vacaciones y luego regresas a Argentina? ¿O QUÉ?, ¿¿¿QUÉ VAS A HACER???

Esaque: A ver no, tú sabes que aún no estoy en condiciones de tomar LA decisión, por eso no le he dicho nada a mis jefes. En cuanto la tenga tomada, si es irme para allá, por supuesto que no tardaré un minuto más en comunicarlo. Pero, ¿qué quieres papá, que los maree?

Mío Padre: No no tú verás, pero bueno. Aquí hay crisis eh, tenlo en cuenta.

Esaque: Lo hago papá. Y qué te crees, ¿que aquí no?

Mío Padre: Pues allí tienes curro, y si aquí no encuentras, ¿qué?

Esaque: Bueno, pues trabajaré de lo que haga falta.

Mío Padre: ¿Cómo qué?

Esaque: Pues yo qué sé papá, en el Corte Inglés, en el Alimerka de cajera.

Mío Padre: Pues tampoco te creas que va a ser tan fácil conseguirlo.

Esaque: Eres la hostia papá, tantos años de decirme que qué lista que soy, que qué capaz y blablabla y ahora me vienes con éstas. Gracias por los ánimos papá. Ni que fuera un capricho mío.

Mío Padre: No bueno, vamos, yo es que de hecho te llamaba para decirte que me voy a México. Que emigro.

Esaque: ¡¿CÓMO?! ¡¿Qué?! ¿Otra vez? Pero, pero no me habías comentado nada.

Mío Padre: Ya, sí, bueno es que como últimamente no hablamos tanto…como cada uno toma sus decisiones sin consultar al otro. Sí sí que sí, que las cosas en mi sector están congeladas y yo no vuelvo hasta el 2011 porque además se van a poner peor.

Esaque: Jajajaja, papá tú sí que sabes dar los buenos días cuando quieres. Ya veo. Pues nada papá, no sé a quién habré salido. Y qué quieres que te diga, haré lo que quiera y procuraré que coincida con lo que pueda. No te sé decir nada más. Y no te preocupes, que sí, que sí, que todo con estilo.

Mío Padre: Pues sí, oye que yo te deseo suerte. Lo que decidas estará bien decidido.

Esaque: Gracias papá, por como me lo pintas está clarísimo que la necesitaré. Entonces ya nos cruzaremos en Barajas cuando yo llegue y tú partas, ¿no?

Mío Padre: Jajaja, no hombre no.

Esaque: Oye papá ¿Y si no me dejan trabajar en España…me darás cobijo y tequila para mis penas? ¿O es que ya sólo estoy condenada al puente? En fin, ¿ya tienes decidido cuándo te vas?

Mío Padre: No tengo fecha exacta, no. Por?

Esaque: No nada, porque igual yo sí que tengo alguna preferencia.

lunes, 9 de junio de 2008

Mi vida empapelada (una historia de puritita verdad)

El otro día fui a la comisaría porque había perdido el pasaporte. Lo había perdido y no lo había encontrado durante la última mudanza, ergo: lo he perdido para siempre.

Una sin pasaporte en esta ciudad se siente muy vulnerable. Si un día tengo que salir volando no voy a poder. Sobrados como van de kilómetros por estas latitudes, ni a galope, ni mucho menos a dos patas, llegaré a algún destino. Y sin la ilusión del “querer es poder” yo no puedo vivir. O no quiero.

Tampoco se puede vivir, al parecer, sin un fuelle para archivar la vida entera de la A a la Z. Fue esta una de las últimas lecciones magistrales que me dio Eseque en carne y hueso antes de partir, y qué razón tiene este macho, últimamente me va la vida en los papeles y me arrecian las ganas de dejar caer el brazo cuando me echan el pulso los bancos, los escribanos, los de la universidad, la inmobiliaria, el consulado, la agencia o mi madre o mi padre, juntos o por separado, hablándome de papeles. Ay Eseque, dónde estás, allá tan lejos, y yo aquí, tan pequeña y desorientada en esta gran ciudad de tangos interminables.

Y aunque me tienen hasta el mismísimo pito del sereno, esta semana, en la Comisaría de Policía número 32 del distrito de Palermo de esta Capital Federal, hubo un papel que, por fin, me hizo reír. Decía tal que así:

CERTIFICADO DE DENUNCIA DE EXTRAVÍO DE: Esaque

En Buenos Aires, Capital Federal de la Nación Argentina, hoy miércoles 05 de Junio de 2008, siendo la hora 23.20, comparece ante la instrucción una persona que expresó llamarse: PAOLA MUESTRA MUESTRA, PRESTA JURAMENTO LEGAL, DE NACIONALIDAD ESPAÑOLA, DE 26 AÑOS, SOLTERA, CON DOMICILIO CALLE CONCEPCIÓN ARENAL 0000 quien denuncia el extravío de UN (1) PASAPORTE NÚMERO 000000, EXPEDIDO POR LA REPÚBLICA ESPAÑOLA A SU NOMBRE.

El policía me pregunta si los datos son correctos y yo le respondo, confusa, que los míos sí.

Siglos de historia, años de facultad, discusiones de horas y días y sobre todo de noches, aulas de literatura, conferencias políticas, pancartas, sueños adolescentes, debates de botellón, hollinganismo en vena, razones para maldecir, o para defender, o para no estudiar, qué más da, todas y cada una de ellas solapadas por 9 letras. ¡Qué ridiculez!

Ante la oscura nebulosa de que la gracieta me saliese cara y los papeles se multiplicasen así como las idas y venidas a comisaría, afloró la más aguafiestas de mis versiones.

Esaque: ¿Pero no ve usted que esto podría generar un conflicto internacional?

Policía (se enciende un cigarro): ¿eh?

Esaque: España, muy señor mío, no es una República.

Policía (no da crédito): ¿Ah no? ¿Y entonces, qué es?

Esaque: España un rei, es un re…España es España, ponga España.

Y así lo hicimos. Llegamos a este acuerdo y tan felices y satisfechos nos fumamos el cigarro de la paz. Cada uno el suyo.

Esaque: ¿Nos queda mucho?

Policía: No, para nada, corrijo y pongo el sello, vos pagás 10 pesos y listo.

Esaque (tentada por una ocasión tal vez irrepetible): ¿Me da tiempo a fumarme un cigarro?

Policía: Sí, obvio. Y no contento con su generosidad, además saca el mechero.

Esaque: Y en verdad no tengo ganas de fumar, es que esto tengo que contarlo.

Policía: Bueno, yo te dejo que lo fumés pero de contarlo nada que me pueden arman quilombo.

Esaque (no da crédito): Y a mis amigos de la República, ¿tampoco puedo?


El pasaporte finalmente lo encontré. ¿Que dónde estaba? Tanto buscar el pasaporte y estaba entre unos papeles; y otros, tanto buscar la República cuando resulta que está allí donde yo buscaba el pasaporte.

La vida, en ocasiones, es así de ilógica y de justa, y las cosas al final, pues va a ser que están donde más te las esperas.

viernes, 30 de mayo de 2008

Antes de que se quiten el sayo

Hola a todos. Soy esa que desde que empezó los parciales hasta que los terminó casi se ahoga en un vaso de posts frustrados. En verdad, siempre el mismo post en el que me ahogo varias veces y de nuevo borro y de nuevo empiezo. Pero claro, eso si no se los digo, ustedes no lo sabrán porque cuando estén leyendo esto, mejor o peor, pero en la orilla al fin y al cabo me encontrarán.

Cuando me meto en la cama, debajo de mis dos mantas, y les hablo desde mis pensamientos todo tiene un orden lógico y coherente y pienso que al día siguiente a poco que el tic-tac nos juegue a favor, abriré un documento en blanco y los volcaré en él porque en verdad quiero seguir con esto y porque quiero que el que quiera asomarse a saber de mi ombligo sepa de mi ombligo y un poco de lo que hay alrededor. Que últimamente, es mucho muchísimo. A veces, demasiao.

Empezaré por el final, que es anoche cuando estaba en mi cama leyendo El curioso incidente del perro a medianoche. Debería decir leyendo a Christopher porque es como leer una de esas obras que no entiendo por qué no llevan directamente el título de su protagonista. Y en verdad eso es mucho porque recuerdo pocas. Se me ocurre con “estoy leyendo a Holden Caulfield”, o a Aureliano Buendía, o a Mister Chance. O, yo qué sé, quizá a Brigdet Jones, pero claro, Bridget Jones sí que lleva el nombre por título, igual que Drácula, igual que Tom Sawyer, igual que Harry Potter.

Christopher es un joven de 15 años, que además de adolescente es autista (autismo o Asperger, no lo tengo claro, no lo sé). Ha encontrado un perro muerto en la casa de la vecina y este incidente y su afición a Sherlock Holmes le sirven de excusa y motivo para escribir el libro de su vida, el libro que a él le gustaría leer y que su psicóloga le pide que escriba.

El caso es que me gustan las cosas que le gustan, es un chico muy interesante con una visión del mundo digna de atención. Cuidado, no estoy diciendo que el autismo mole, estoy diciendo que Christopher mola y que me encanta la manera en la que él razona lo que los demás empatizan o se ve obligado a cuestionar lo que los demás damos por entendido. Christopher dice que la psicóloga le pidió que escribiese el libro para tratar de entenderse a sí mismo. Yo no sé aún si a él le está sirviendo para comprender las cosas que le pasan, pero tengo claro que a la psicóloga, como a cualquiera que lea el libro, le servirá para entender a Christopher.

Yo no soy autista ni estoy cerca de serlo, pero, como unos cuantos mortales, entiendo el amor exagerado por los espacios recogidos, por los necesarios momentos de soledad, por el cansancio que produce no estar solo cuando quieres estarlo o cuando quieres estar sólo con personas muy puntuales y algo te lo impide. Y no es ir de nada y no es ni mejor ni peor es así y a veces te sientes raro y pagarías por ser invisible, y ahora se ha puesto muy de moda eso de ir de raro pero a mí las modas me parece que apestan, sobre todo las que tienen que ver con religión, con yoga y con ir de (sexo, política y demás extravagancias). Con la ropa y con la música tengo menos problemas, aunque no coincidan con mis gustos, creo que la palabra “moda” se inventó para ellas.

Digo que no soy autista pero cuando en la cena de Navidad de la agencia dieron el premio Rain Man yo llegué a sospechar seriamente que en la terna se encontrase mi nombre. Y luego la realidad fue bien distinta. Cosas así me hacen sospechar que lo que existe es una gran desconexión entre mis pensamientos y los acontecimientos. Y eso a veces también me pone nerviosa y tengo ganas de mirar el reloj o las matrículas y encontrarme un número que me gusta como a Christopher le gusta ver pasar coches rojos uno detrás del otro, que le indican que va a ser un Día Súper Súper Bueno.

Ahora mismo, agacho la mirada, enfoco la mi pantalla, a la derecha en la esquina inferior, son las 12:12, y a mí me gusta mucho el 12, era mi número de habitación en el primer año en el Colegio Mayor. Y aunque no están siendo días Súper Súper Buenos, tampoco están siendo malos. Para nada, están siendo raros, inolvidables. Y lo que es más raro aún, es que vivo impaciente (el que me conoce sabe que eso no es raro), lo raro es el porqué. Y es que tengo una convicción dentro que me dice que van a pasar cosas Súper Súper Buenas. Será para compensar, puede ser. Cuando tengo un minuto para pensar y para estar sola, que es cuando me meto en la cama, nunca un segundo antes, el cerebro aprieta el play a velocidad forward y es como si tuviera un globo muy hinchado en el pecho y xanas diminutas que vuelan muy suave y muy despacio por mi estómago y me producen el famoso cosquilleo. Entonces, a lo Doris Day me pregunto ¿qué será será? y todo lo que se me pueda pasar por la cabeza en ese tiempo, lo que sea, convive en paralelo con esta pregunta formando el ADN de mis demás preguntas, deseos, planes, decisiones y suposiciones. El viaje de la imaginación parece un tren bala y me muero porque la vida me muestre las cartas de esta partida.

Eso me pasa por dentro. Mientras tanto por fuera vivo discutiendo con los bancos (grandísimos hijos de la gran puta). Metida en la burbuja de la radio mientras afuera amanece cada día con más frío (me gusta cómo suena el silencio en la radio, es un silencio lleno, creo que va por ahí lo de la “magia” de la radio). De nuevo con otra mudanza llamando a la puerta, y una vez más tampoco será a mi casa casa (hagan link entre este punto y los mentados conflictos con los bancos, el que ustedes quieran crear estará bien, yo paso de explicarlo una vez más). Con la uni, la publi y demás pasatiempos. Con Eseque muy cerca aunque a 12000 kilómetros y sin saber muy bien dónde estaré en dos meses, si acá si allá si acullá. Sólo dos cosas quiero dejar bien claras:

  1. Haga lo que haga, irme o quedarme o hacerme adepta al psicoanálisis, lo haré porque me da la gana.
  2. Si en agosto vuelvo a aquellas tierras con todas mis pertenencias, palabra de "esa" que volveré a estas tierras después de volver a aquellas. Porque yo siempre así, volviendo para todos los lados con tal de no marcharme de ninguno.

Ahora sí amiguitos, que llueva a gusto de todos.

viernes, 16 de mayo de 2008

¿Dónde estaba yo mientras pasaban los días?

Uno de los pocos cambios “parabien” que ha tenido mi vida en las últimas 2 semanas es que vuelvo a leer, acostada en la cama, antes de dormir. En estas noches han caído, a ritmo pausado pero constante (que es mucho, teniendo en cuenta de dónde partimos): Desde el jardín, Historias de diván, El diario de Adán y Eva, Doce cuentos peregrinos (algunos, no todos, ponele cuatro), La cenizas de papá y muchos apuntes y fotocopias de textos y de apuntes. Muchos, pero no tantos como debiera. Mea culpa.

Qué manera de remar la semana pasada contra la marea de Psicología General. Con todo y con remos, yo me lo pase muy bien en el examen y no lo pasé mal antes porque no tuve tiempo para hacerlo, ni mucho menos tuve tiempo para estudiar. Esto es lo que, en un caso altamente probabilístico se hubiese dado en llamar “bautismo de fuego” si no fuera porque por primera vez en mi trayectoria estudiantil tenía una razón verdaderamente legítima y suficientemente pesada para no haber cumplido y porque además saqué un 8.

Una de las conductas más porculeras que existen (y en verdad se me ocurren miles, se ve que tengo un receptor que las caza al vuelo y no las filtra antes de llegar a mi estómago. Se ve también que yo soy ideal) es la del típico/a que aparece en los exámenes diciendo que no ha estudiado naaaada, que qué mal, que le va a ir fatalll…Y hasta ahí, vale, entiendo que los nervios es lo que tienen y que hay personas en las que afloran verdaderas patologías (¿suena ahora dicho de mi boca un poquitito más serio que hace dos meses?) frente a un examen, una entrevista o una cita con el gañán-príncipe azul-fresca-madredemishijos de turno. El estrés, los nervios, la inseguridad, las expectativas, ser humano…llámalo x (llámalo alegría, mejor todavía). Aunque sea de mi bando genético admito que me parece algo que sucede más en el género de las faldas.

Ahora bien, el rellené 4 folios por las 4 caras, puse incluso bullets, círculos, cruces, guiones, usé tipex, regla, dos colores de bolis, pies de página, citas, cursiva y tenía las respuestas tan claras en la cabeza como las expuse en el examen (que a la hora de entregarlo se parece más a un Power Point que a un folio) y además sales, y todavía insistes en que te ha ido igual de mal que a los demás, que semanas después recibirán su examen con el 3 bien rojo y en medio de ese mar de frustraciones aparecerá tu 9, o tu 8…¿qué cara pones entonces? Es más, ¿cómo te atreves a tener cara?

En mi segunda carrera conservo intacto el mismo odio y desprecio hacia esto. Si bien, sólo por esta vez y salvando mucho las distancias de la situación (no hubo mares de suspensos ni entré en la clase predicando mi negro porvenir. Sólo estaba absolutamente convencida de ello), fui yo la que no supe qué cara poner. Y me sentí así, traidora. Para qué voy a insistir en que realmente no estudié ni para un 5, lo dejo por escrito aquí y así me lavo la conciencia. Y en público no volveré a especular con este tema hasta que no aprenda a calibrar dónde está el cero y dónde está el diez por estas latitudes.

Como he dicho, además, me divertí haciéndolo y quedé sorprendida con esta nueva habilidad tan prometedora que es llenar hojas y hojas inspirada en la filosofía “ea”, chuparte el índice, apuntar al cielo y a ver por dónde sopla el viento. Ayer tuve el segundo parcial. Empleé la misma técnica. No me permito decir más.

miércoles, 30 de abril de 2008

Soy incapaz

Soy incapaz de escribir Dios con minúscula. Si alguna vez lo he hecho es porque no lo he pensado. Si lo pienso, no puedo, es que no puedo. Estoy sorprendida y quizá preocupada.

viernes, 25 de abril de 2008

In suicidal mood

Sólo estoy cansada, nada más. La frase me gusta como título. La vi antes de ayer, día de San Jordi, entre los comentarios del tercer presente en código binario que abrazó mi bandeja. El primero vino directo de Nueva Delhi y el segundo no lo recibí, lo mandé. ¿Son bonitos verdad? El del elefante parece no tener nada que ver con la conmemoración del día, pero si tienes paciencia o banda ancha, al final te darás cuenta de que sí. Los otros dos se fueron de madre, víctimas de la ilusión por compartir algo que te ha gustado y víctimas también de ideas que se van encadenando y al final echan raíces al margen de la semilla.

También tuve regalos como marca la tradición. Que aunque de familia minera en mi casa hay tradiciones y de vez en cuando se respetan. Y aunque salgo con un vivido en Castellón nació en Santander. Así que 23 de abril, dos libros y una flor. 500 ideas para decorar espacios pequeños y Hombres como nosotros.

Es que no queda nada para mudarnos de nuevo, esta vez a nuestro piso. Adiós a los caseros. Bueno, nada no, por suerte falta un mes. A ver si para entonces somos capaces de hacer acopio de lo imprescindible: colchón, nevera, sofá y tele con mando. Aún prefiero lidiar con extraños propietarios de los escenarios de mi intimidad que dormir en el suelo sin trama de fondo. Eso a pesar de que estoy absolutamente convencida de que conciliar el sueño, aun en circunstancias así de adversas, no me llevaría más de 3 segundos.

Como he dicho hace escasos dos párrafos, repito para los cerebros agotados como el mío: estoy CANSADA. Muy cansada. Os he tenido abandonados, como vosotros a mí, pero no es que hayáis dejado de importarme. Es que estoy midiendo el largo y ancho de mis límites y además coincide el hecho con la adolescencia de mi blog.

La vuelta al joven continente ha tenido mucho de retorno a esa época de enfermedad que se llama pubertad. ¿Conocéis un grupo que se llama Vilma Palma e Vampiros? Yo ya los había olvidado. En la agencia suenan al menos una vez por semana. Por ejemplo, ahora mismo. Ya os enteraréis, ya. Un día de estos les cae post, no pienso lidiar yo sola con esta tortura que viene a recordar que tuve el disco. Es uno de esos discos que colocarías en un Top 5 de posesiones en las que no te reconoces (tomo nota). También suenan los Aterciopelados, todo un clásico entre los acnéicos revolucionarios del VIPS. Como yo.

Me dicen que el cansancio me pone ácida. Yo creo que el cansancio me pone hiperactiva, compulsiva y me poseen los tics. Sorbo el café, escribo una línea, abro el Messenger, respondo, entro en elmundo, lo ojeo, entro en elpaís, echo un vistazo y nada nuevo bajo el sol, café, Google, cargo mi blog, entro en el Facebook, cambio de canción, respondo a un mensaje, respondo al Messenger, otro sorbo al café, cambio la plantilla de mi blog, cambio el color, entro en el Lotus, más café, más Messenger, Yahoo. Tengo un email de un primerizo en mis redes “Asunto: Resumen Psicología General”. Eso me da una buena pista. Mis compañeros del turno de noche me tienen impresionada. Creo que están preocupados por mi inconsciencia y desorientación. En un par de semanas empiezan los parciales y yo estoy ya condenada a mi suerte y la filantrópica labor solidaria de los compañeros que han decidido tomarme por causa.

De nuevo el día de San Jordi, hallábame yo de cuerpo presente a eso de las 21:00 horas en el aula de la universidad cuando el profesor se acercó a la puerta para cerrarla. Cual no sería mi sorpresa cuando una voz solicitó desde el pasillo que interrumpiera el transcurso del acto. La clase le estaba gustando mucho. A lo que el profesor, encantando aunque, sin duda, mucho menos sorprendido que yo, reaccionó invitando a la jovencita de la voz a entrar y tomar asiento. La chica que entró no tenía pinta de rara ni asocial ni ratón de biblioteca ni nada de eso. Claro, es que estoy estudiando algo interesante, algo que motiva e inquieta de verdad. Claro, estamos estudiando algo que nos gusta, decíamos el corrillo de engorilados que nos fuimos a comer pizza y a beber cerveza después y que, curiosamente, somos muchos (muchos en porcentaje) del 81. ¿Será que fuimos una reserva propensa a la confusión? Lo que sé es que ahí estábamos alimentando el cuerpo y la ilusión mientras poníamos en común los caminos que nos habían traído al mismo lugar –en la mayoría de los casos- después de un título suspenso en vocación.

Yo querría contaros muchas cosas. Querría hablaros del humo más famoso del mundo (junto al de Lost), de una pesadilla que tuve y de la idea que salió de ella. También de muebles y de fútbol, de bares de cabecera con imitadores del flaco de Úbeda, de un concurso fallido, de la pobreza de mi inglés, de mi P.A. en radiofonía y de El amor brujo de Antonio Gades. Nada que se salga del marco de la semana, en verdad. Pero como noto que aún le quedan muchas espinillas por salir a este puberblog del 81, sólo añado una recomendación final: no perdáis vuestro valioso tiempo en ver El porqué de las cosas, por muy Ventura Pons que sea siempre hay cosas mucho más útiles que hacer como depilarse las cejas con pinza.

Esa que pasa de vuestras dioptrías pero os da espacio.

lunes, 21 de abril de 2008

¿Buenos aires?

Como al fin ha dejado de oler a ahumado, aprovecho el respiro y la visibilidad para cortarme las uñas de los pies y acercarme a vosotros, los que oléis bien.

Es verdad que entre que la ingesta de carne peligró, los cacerolazos sonaron, las manifestaciones poco más y despeinan a CK, y ahora el humo, Buenos Aires no para de sorprender. Tanto es así, que de buena gana pago yo los meses de vida que me haya quitado este molesto inconveniente por la sensación de riesgo y aventura con la que vive una persona -casi siempre civilizada- en esta hermosa gran urbe.

¿Que cómo se vivió? Pues con los ojos rojos. Me pasé lloriqueando dos días seguidos y esta vez la regla no tuvo nada que ver. ¿Y hoy? Bien, gracias. ¿Y después? We will see.

martes, 15 de abril de 2008

Enhorabuena, planners

El 14 de enero de 2005 pasee palmito por mi primera vez en una agencia de Publicidad entonces vecina de la antigua sede de El Mundo en Madrid. Sólo han pasado 3 años y medio pero aprovecho y hablo de entonces y antiguas, con entonación de “allá por esos tiempos” para que se note que me parecen demasiados días para tan pocos meses. Es lo que hay, años que pasan y parecen uno y tres que valen por treinta.

Calculo que para el primer festejo de los enamorados ya se cocían en mi interior muchas de las dudas a las que aún hoy no sé dar respuesta segura. ¿Para qué sirve –seamos serios- un planner? ¿Por qué a los ejecutivos de cuentas no se les llama por su nombre: comerciales o teleoperadores (según el real caso)? ¿Director de arte? ¿Trainee de director de arte? ¿Mamá quiero ser copy? ¿Pero entonces los cuentas no llevan la administración? ¿Eso es un concepto o es un titular? ¿Qué chamullas? ¿Aaah, entonces esto es un marketing directo? Claro, y esto también. Y esto y aquello y lo de más allá. Entendido. Menos páginas de prensa, radio y tele, todo lo demás.

¿Quieres lanzar una campaña publicitaria en medios masivos y deseas saber cuáles son las mejores opciones? Yo te diría que sigas a tu instinto y es probable que no te suceda lo que a L´Oréal París.

Digo más. Si lo que quieres es vender, nada como el boca-oído. Sin alejarme de mi propio ombligo hace escasos minutos me han hecho entrega de un pen drive que no necesito para nada pero que compré porque me dio la real gana en imitación a la conducta de mi entorno. Oye, un superprecio, es verdad ¿Cómo no iba yo a aprovechar esta oportunidad? Ahora a ver con qué lleno 4 hygas (no sé ni cómo se escribe) no vaya a ser que vacíos me queden inútiles y me hagan recordar que tengo otros 2 muertos del asco en casa. No importa, este es el definitivo, yo lo pago, yo lo sé. Soy un cliente satisfecho.

sábado, 12 de abril de 2008

Sólo se vive una vez

Esta triste verdad tiene para mí dos formas de encontrarla en un cajón. Formato peli, formato canción. Claro está que el cajón no es el mejor lugar para hacer uso de ella, pasa que todavía no hemos inventado nada mejor que los cajones para guardar los recuerdos, las cartas, las fotos, los poemas adolescentes en alemán, los dibujos que le hiciste a tus padres hace eones, las notitas de perdón, la agenda, las calificaciones que prefieres esconder, los pocos apuntes de una asignatura completa, los clips, el CD de Shakira, los cachivaches que sobre la mesa sólo hacen un montón de caos pero, por una razón u otra o quizá por ausencias del mañana, no quieres en el cubo de la basura. “Su lugar”, siempre según tu madre.

Hablando de cajones, la primera vez que escuché hablar de Fritz Lang, al menos un par de mis cuatro canas ya hacían acto de presencia entre mis rizos (cuando era rizosa) y la persona más importante de la calle me contó que a este director y a mí nos unía algo tan personal como el día de nacimiento. Gran tipo este Fritz. En un kiosco encontré un paquetito muy vistoso que prometía dos joyas al precio de un alquiler: Encuentro en la noche y Sólo se vive una vez. Ambas del director sagitario. Las compré, las regalé, una la vi, la otra aún me espera cuando cae el sol.

En los últimos años del colegio (me refiero a lo que viene antes del instituto, para aquellos que, como yo, no suelen hacer distinción), tenía la buena costumbre de poner la fecha en cada una de las hojas de mi cuaderno. Siempre. Jueves o lunes o viernes tal del tal de mil novecientos blablabla. Escribía y pensaba “¿te das cuenta?, nunca jamás de los jamases volverás a vivir este día y -por si eso fuera ya poco importante para el Universo- esta fecha no se repetirá de nuevo a lo largo de la historia ni por los restos de los restos. 6 de noviembre de 1994, por ejemplo, fecha fea de cojones. Pues hala ya está, ya pasó, no vuelve más. Por supuesto, tenía además una agenda anual, reliquia para atrapar todas las aventuras y desventuras que me pasaban semana a semana. Eso es lo más cercano que he tenido a un diario. Hasta esto. Así, sin poner más voluntad en ello al final pasaba que el sentido de trascendencia suplía a la intención y un día me di cuenta de que me acordaba de todos los cumpleaños de todos los compañeros de clase (con un margen de error de un par). Lo que es más serio, aún recuerdo el de la mayoría aunque me relacione con una pequeña minoría que vive y duerme y sueña y se casa y se suena la nariz a 8000 km al norte.

Cuando llegué a la Universidad la nueva vida me superaba de tal manera que tener una agenda era una empresa inviable. Los cumpleaños se traducían en botellones desapercibidos entre más botellones de una noche más en el Almansa. A veces, si uno quería dárselas de “vivamos un momento especial en esta fecha tan relevante” entonces alquilaba la sala de fiestas del colegio mayor y el botellón era bajo cubierto. Así ya no hubo manera para que yo los retuviese porque, una vez más, no era mi intención hacerlo, y además, me había quedado huérfana de trascendencia.
Trascendencia era para mí creer que todo en la vida tiene un porqué y, por qué no, quizá un destino (a condición de que no valga de excusa). Que los momentos especiales están en cualquier ocasión que seas capaz de atrapar, que lo que siembras recoges, que uno es único e irrepetible y responsable de sus actos, que unas horas pueden marcar el curso de tu vida así que hay que estar atento y tal y tal. Para los feligreses de la RAE me quedo con la opción 2 omitiendo la palabra “grave”.

trascendencia
(De transcendencia).

1. f. Penetración, perspicacia.
2. f. Resultado, consecuencia de índole grave o muy importante.
3. f. Fil. Aquello que está más allá de los límites naturales y desligado de ellos.

El bueno de Fritz Lang sabe bien qué es eso de que los segundos y los días no se vuelvan a repetir. Era alemán (bueno, de hecho del imperio austrohúngaro, que diría Berlanga y en este caso sería verdad) y coincidió con ese señor de bigote que era como Chaplin pero sin puta gracia. Como había hecho películas grandiosas y épicas sobre el valor del pueblo alemán, Adolf y Joseph, pensaron que sería el hombre perfecto para llevar las riendas del cine nacionalsocialista, así que le ofrecieron algo así como el puesto de Ministro de Cultura. Fritz Lang aceptó y agradeció la propuesta. Al día siguiente le esperaban para empezar su gran proyecto. Fritz Lang, esa misma noche huyó a Francia, mientras el coche oficial le esperaba en la puerta. Por mucho que les gustase ese señor tuerto que dirigía películas en las había una acusación velada al peligro del ascenso nazi, tarde o temprano, descubrirían que era medio judío.

Lo más curioso es que su mujer y además guionista, se quiso quedar. Me pregunto cómo debió ser ese día, tal vez esos días, para Lang. En mucho menos de lo que filmaba una película, toda la película de su vida había cambiado. Exilio, soltería y perder un puesto en un Ministerio que a más de uno sería lo que más pupa le haría. Así empezó su carrera en EEUU -previo paso por Francia-, donde además de esta leyenda (cuya veracidad debe cuestionarse tanto como la batallita de un abuelo, es decir, jamás) pasó unos pocos años antes de realizar Sólo se vive una vez. En qué estaría pensando.

Las ilustres Mafalda y Susanita reflexionaron en su día sobre lo poco aprovechados que están los segundos. Como ellas, lo han dicho otros muchos y lo han dicho mucho mejor que yo. Morir el día de tu cumpleaños pasa. Saber la fecha de tu muerte, de tu primer hijo, de tu premio Nobel de química, casi nunca pasa. Saber tu plaza del MIR, tu destino, tu especialidad, se intuye y se decide dentro de las posibilidades. Saber cuándo llegan las cosas y saber cuándo se van y cuándo es tiempo de mesa y cuándo de cajón, también es susceptible de decisión, aunque responde a emociones más que a razones.

A mí, que soy de natural voyeur -y también lo sería por convicción-, lo que más me interesa es lo que cuentan de tu vida los cajones. Y si tantos caracteres después, aún no he sido capaz de hacerme entender, que te lo explique esta perla de mi cajón que le pone buen ritmillo.

Esa que marcha a correr por el campus, sin más tiempo que perder.


Buzzear (ES)