martes, 26 de agosto de 2008

Ni más alta, ni más maciza, ni más morena.

Hay cosas para las que el dinero no marca la diferencia y otras para las que el mismo precio no tiene el mismo valor. Ilustro con ejemplo: 20 euros no son lo mismo si me lo gasto en un libro que en una camiseta. Por eso me paso la vida torciéndome la columna a base de ladrillos a los que no me puedo resistir, y yendo de tiendas al armario de mi madre. Lo más normal es que las nacidas en los sesentas me digan que qué bonita mi camisa y las de mi quinta que qué bien mi nuevo peinado. Claro, sí, y los que hablan conmigo que qué listilla. Si es que lo tengo todo, y siendo así, para qué voy a cambiar si hasta puedo beber Nestea sin poner cara de asco.
Pero como dice cierto profesor de mi buena amiga Error: la necedad del hombre, siempre acechando. Y claro, yo no voy a ser menos. Ni corta ni perezosa, me he tomado este tiempo de asueto con el sincero propósito de cambiar.
No lo he conseguido. He hecho otra mudanza, me he ido de vacaciones, he cruzado el Atlántico, lo he descruzado, y sólo sigo siendo exactamente igual. Esa que se fue, es la misma Esaque que ha vuelto.
Buzzear (ES)