
Primero, he desayunado con un hombre especial. Muy especial. MK acaba de ser abuelo y aunque lleva un anillo de oro en el dedo corazón con sus iniciales en negro (horterada que yo he atribuido en mi imaginario a una encerrona de mal gusto por parte de algún ser muy muy querido, pero mucho) y a pesar de que es constructor, abogado, y está apunto de recibir un cheque firmado con mi pluma -y casi hasta mi sangre-, a cambio de unas anheladas llaves, famosas ya en este blog, me tomo mi tiempo y mi espacio para hablar bien de él.
MK me ha contado, en 3 horas de delicioso desayuno, unas 35 batallitas, reflexiones, anécdotas. Todas interesantes de verdad. Pero no sólo me ha contado, también me ha preguntado mucho. Quién ha dicho que hacer preguntas es de mala educación? A mí me encanta que me hagan preguntas, me facilita mucho el trabajo y la interacción, los monólogos cada vez se me dan peor y, sin embargo, hablar de mí me gusta cada día más. Como ejemplo, espero que valgan los 58 posteos que llevo. Me gusta tanto que quizá hay sólo una cosa que me gusta incluso más: que las personas demuestren interés.
MK es un señor entrañable, pero ante todo, es un señor. Entre los muchos intereses que me demostró, hubo espacio hasta para los estudios. Cuando le expliqué qué es lo que estoy haciendo aquí me emocionó comprobar que, por primera vez un adulto de verdad (no como yo), le prestó más atención a lo que estudio que a lo que trabajo. Sacó su cartilla de abogado para demostrarme que, aunque fuese una locura, él había empezado su carrera a los 41 años y la terminó a los 46. Y SÍ, EJERCE, no hizo una carrera para matar el tiempo (concepto éste al que ya le dedicaré bits y bilis en otra ocasión). MK es un señor, un loco y un hombre feliz. Aquí quedan mis respetos, mi admiración y mi agradecimiento por la cantidad de favores que, como favor a ustedes, no voy a detallar en esta ocasión.
Otra cosa que me ha hecho meter una alegre monedita más a la hucha de mi día, es la imagen que encabeza este post. La vi en mi visita a El País antes de empezar a escribir. Es
No soy muy amiga de los puntos suspensivos, pero es que no sé qué decir. En serio, en serio, nadie se da cuenta? Joder, que no es plastilina! Que no es obra de Photoshop, ni de Stanley Kubrick!! Que es África desde el espacio! Yo qué sé, también los hay que se emocionan contemplando el revoloteo otoñal de una bolsa de plástico.
Pues eso…
Por último, he tenido la feliz casualidad (MK, mi deidad del fin de semana, dice que las casualidades no existen) de reencontrarme con esta canción que, de verdad les juro, me hace feliz. Y no es porque me imagine avanzando hacia el altar al ritmo de estos acordes con crinolina hasta en el velo.
Es que las hay mejores, pero no hoy.