domingo, 20 de julio de 2008

Sky, it is blue

Si no fuese porque me resulta un planteamiento agotador, apoyaría sin reservas que hay que vivir cada día como si fuese el último. Incluso lo pondría en práctica. En un esfuerzo de sensibilidad extrema hay días que me pregunto “para qué coño te has levantado hoy?". Y por ser justa, hay otros que me paro un momentito a valorar lo contrario, “pues mira qué bien que te has levantado hoy Esaque, ha valido la pena por esto y por esto otro”. Las razones para decir que ha valido la pena despertarme –incluso madrugar- en este sábado de hoy son, especialmente, tres.

Primero, he desayunado con un hombre especial. Muy especial. MK acaba de ser abuelo y aunque lleva un anillo de oro en el dedo corazón con sus iniciales en negro (horterada que yo he atribuido en mi imaginario a una encerrona de mal gusto por parte de algún ser muy muy querido, pero mucho) y a pesar de que es constructor, abogado, y está apunto de recibir un cheque firmado con mi pluma -y casi hasta mi sangre-, a cambio de unas anheladas llaves, famosas ya en este blog, me tomo mi tiempo y mi espacio para hablar bien de él.

MK me ha contado, en 3 horas de delicioso desayuno, unas 35 batallitas, reflexiones, anécdotas. Todas interesantes de verdad. Pero no sólo me ha contado, también me ha preguntado mucho. Quién ha dicho que hacer preguntas es de mala educación? A mí me encanta que me hagan preguntas, me facilita mucho el trabajo y la interacción, los monólogos cada vez se me dan peor y, sin embargo, hablar de mí me gusta cada día más. Como ejemplo, espero que valgan los 58 posteos que llevo. Me gusta tanto que quizá hay sólo una cosa que me gusta incluso más: que las personas demuestren interés.

MK es un señor entrañable, pero ante todo, es un señor. Entre los muchos intereses que me demostró, hubo espacio hasta para los estudios. Cuando le expliqué qué es lo que estoy haciendo aquí me emocionó comprobar que, por primera vez un adulto de verdad (no como yo), le prestó más atención a lo que estudio que a lo que trabajo. Sacó su cartilla de abogado para demostrarme que, aunque fuese una locura, él había empezado su carrera a los 41 años y la terminó a los 46. Y SÍ, EJERCE, no hizo una carrera para matar el tiempo (concepto éste al que ya le dedicaré bits y bilis en otra ocasión). MK es un señor, un loco y un hombre feliz. Aquí quedan mis respetos, mi admiración y mi agradecimiento por la cantidad de favores que, como favor a ustedes, no voy a detallar en esta ocasión.

Otra cosa que me ha hecho meter una alegre monedita más a la hucha de mi día, es la imagen que encabeza este post. La vi en mi visita a El País antes de empezar a escribir. Es la Tierra vista a 50 millones de kilómetros…

No soy muy amiga de los puntos suspensivos, pero es que no sé qué decir. En serio, en serio, nadie se da cuenta? Joder, que no es plastilina! Que no es obra de Photoshop, ni de Stanley Kubrick!! Que es África desde el espacio! Yo qué sé, también los hay que se emocionan contemplando el revoloteo otoñal de una bolsa de plástico.
Pues eso…

Por último, he tenido la feliz casualidad (MK, mi deidad del fin de semana, dice que las casualidades no existen) de reencontrarme con esta canción que, de verdad les juro, me hace feliz. Y no es porque me imagine avanzando hacia el altar al ritmo de estos acordes con crinolina hasta en el velo.

Es que las hay mejores, pero no hoy.

Si pueden escucharla sin alegrase un poquito, siquiera un tímido esbozo de ladeo labial, reciban ustedes mis más sentidas condolencias. Y vuelvan, vuelvan, tenía pensado invitarles a no volver por este blog del amor, pero lo he pensado mejor, y he decidido hacer mi buena acción del día. Del gran día.


6 comentarios:

Carmen, QK, Carmencita, Carmela, Soli, Mela, "a menina"... depende! dijo...

Suscribo todo lo relativo a tener buenas razones xa levantarse, pero qué me dices de ésos días en los q las buenas razones son las q te llevan a quedarte en la cama: dormir un rato más, ver una peli debajo del edredón mientras oyes llover fuera, q te hagan cosquillucas en el brazo o darle un buen empujón al libro q tienes en la mesilla de noche... y todas ellas, si es en compañía mejor!

Orosia dijo...

Estaba preocupada por tu largo silencio, no sabía si vivías debajo de un puente, si te habías tirado de un puente o si te habías ido de puente.
En cualquier cosa, un consejo profesional: recuerda que cuando seas psicóloga (que será antes de los 41 años), el que tiene que hablar es el otro. Aunque a mí de vez en cuando me han dicho: "Ay doctora, yo ya he hablado demasiado. Ahora cuénteme usted algo".

Anónimo dijo...

Preciosa Esaque todos los días en que tú te levantas valen la pena, este también.

Me encantan las canciones que se cantan chasqueando los dedos.

Anónimo dijo...

Si vives todos los días como si fuera el último......algún día tendrás razón¡


Ricardin.

(La frase no es mía)

Esaque dijo...

Si vives cada día como si fuese el último, vivirás mucho tiempo equivocado.
Esta sí que es mía, aunque es probable que me haya plagiado alguno antes.
Os echo de menos.

Gladius dijo...

Un truco para esquivar el agotamiento de "vivir cada día como si fuera el último":
Cambiar la unidad de tiempo hasta encontrar el equilibrio entre el disfrute de la vida y el cansancio de vivirla a tope.
O sea: cada semana como si fuera la última, o cada mes como si fuera el último...
Así rebajas la importancia de cada día dividiéndola entre 7, entre 30... hasta encontrar el ritmo que soportes.
Aviso de que me parece un buen consejo, pero yo soy incapaz de seguirlo :-)

Buzzear (ES)