martes, 11 de diciembre de 2007

Un lugar apto para la vida

Se me ocurren interminables razones por las que mi profesión me genera frustración y crisis periódicas. Otras veces, las menos, todavía soy capaz de encontrar, con la excusa de algún trabajo, cosas que me sorprenden despertando un interés que es probable que no me abordase ejerciendo de peluquera, de psicóloga, de maestra, de veterinaria, de empresaria, de fotógrafa, de corresponsal, de bailaora o de cualquiera de mis aspiraciones secretas. Tampoco es verdad, pero es lo que me digo yo para consolarme.

Cuando el cansancio crónico que padecemos la mayoría de las aves nocturnas me lo permite, vuelvo al embrión de mi naturaleza curiosa y entonces me cuesta muy poco verme en el espejo. Los días que tengo suerte descubro que soy capaz de escapar a mi letargo cuando recupero una capacidad de asombro que parecía olvidada en el mismo lugar que los juguetes de la infancia.

Para eso, a veces sólo hace falta algo tan “tonto” como descubrir de dónde procede el origen de la palabra del juego que conocemos como Bingo. Teorías hay para aburrir, pero mi favorita es la de los mineros galeses. Según esta versión la palabra bingo es el resultado de la suma de bean+go.

A finales del SXIX los pobrecitos mineros que no tenían qué llevarse a la boca ni dónde caerse muertos (¿no es esta una de las frases hechas más terribles que habéis escuchado y pronunciado?) despistaban las horas de oscuro aburrimiento entre entibadores apostando a la hora del bocadillo –sin pan, para hacerlo más miserable- sus judías colocadas sobre un rústico cartón con números.

El campeón se llevaba las judías a casa y María lo recibía contenta. Seguramente al resto les esperaba una buena perorata sobre su ludopatía alimentada por la ira de los estómagos secos.

Me imagino que la mayoría de los que leáis esto estaréis pensando “venga Esaque, menuda anécdota barata, de alguna parte tenía que venir la palabra esta que a mí ni fu ni fa”. Pues eso, que sepas que lo tengo en cuenta y que voy a seguir escribiendo, tú si quieres, puedes dejar de leer este blog para siempre.

La noche previa al hallazgo que habría dejado sin palabras a mi octogenario profesor de etimología grecolatina, cada página de Viktor Frankl robaba minutos a un sueño ligero de cama ancha con las “batallitas” de la vida en los campos de concentración. ¡¿Viktor Frankl?! Sí, ya he dicho que estoy en crisis y en breve empiezo con los libros de autoayuda. Dadme tiempo.

El buen judeo-samaritano Viktor cuenta en el libro que le hizo hueco en la galería de los best-sellers, que una de las ventajas más valoradas de llevarse “bien” con un kapo de, por ejemplo, no sé, Auschwitz, era contar con pequeños privilegios a cambio de grandes sacrificios de los cuales el fondo de la sopa se llevaba el premio de popularidad entre los presos. Añadir tres alubias más a la dieta de sopa aguada diaria era un manjar que podía resultar vital. Cuando buceas en una lectura y pierdes la conciencia de la línea alcanzas a valorar con algo parecido a la empatía lo que realidades tan lejanas, ajenas e incluso antagónicas a la tuya pueden significar. Estoy segura que sin Viktor la sonría de María en mi cabeza sería un esbozo lleno de sombras. Comentario profundo del día…

La suma de la feliz casualidad y mi aburrimiento en estas horas de trabajo sin trabajo, que ya se empieza a volver un hábito desaprovechado, son los accidentes que me trazan el camino a este post en el día de la Virgen de la Guadalupe.

Como por accidente, ya sabéis, se encuentran los más consistentes fundamentos para afirmar que Marte fue un lugar apto para la vida. A falta de lugares aquí rezo para volverme adepta a la filosofía de la Logoterapia y para que mis propios accidentes me lleven a un resultado sorprendente y positivo, como ya sucediera en el planeta rojo. Amén.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso que aludas la empatía en relación a ESOS hechos narrados por ESE autor en ESE libro en concreto...recuerdo el desasosiego que experimentaba al darme cuenta de que mi empatía se hacía más pequeña cuanto más me esforzaba por ponerme en situación...era capaz de adjetivar la situación como terrible, pero creo que no alcanzo ni de lejos, ni siquiera a imaginar las distorsiones que puede llegar a experimentar la razón al enfrentarse a una situación tan extrema...física y mentalmente...concluí tras muchos esfuerzos que definitivamente no es posibe imaginar vívidamente una condición que no se ha vivido....

Anónimo dijo...

Es una pena que alguien que aprecia tanto las judías como figura aún no las aprecie como guiso, pero trabajaremos en eso, el hijo de un abulense lo promete.

Respecto a los planetas es un tema loco que si plutón ya no es lo que era, que si el planeta nuevo, que qué pasó con Venus, que sí el planeta herrante se estrellará contra la Tierra (lo ví en un cartel de una secta, tiene que ser verdad...Hercolobus era?).

Lo cierto es que Marte es nuestro favorito, protagoniza las pelis, lo observamos y ahora hasta estamos a punto de pillarnos un adosado. El tema es el motivo por el que se lleva tantas atenciones.

Yo creo que porque no podemos mirar más allá de Marte, no nos llega el ojo o la sonda o la imaginación. Es como el pueblo que se instala allí de donde no puede pasar.

Ojala haya vida y también un bar abierto. Pero que sepas esaque (y está es de las pocas mariconadas que me voy a permitir en tu blog) que si tú te vas a Marte a mí me parece un lugar más que apto para ser feliz.

Esaque dijo...

María he empezado a escribir tres veces un comentario a tu comentario y las tres las he borrado. Así que qué coño, tú eres la psicóloga y ya sabes que yo ese título lo respeto más que cualquier licenciado en la materia. Y tienes razón, me he excedido y he hablado sin creer. Mala mala mala, y burra. La próxima vez emplearé los términos con más propiedad, aunque no me sumo a tu sensación. Yo no puedo vivir las cosas como lo hace otra persona, sólo puedo sentir que me acerco a millones de situaciones o de historias que no son la mía y sin embargo me hacen sentir muy viva y muy capaz de valorar cosas que en mi rutina pasan desapercibidas.

Eseque, esta noche le pido ayuda a Sabina para responderte con los versos que tiene por costumbre robarme antes de que se me ocurran.

e2 dijo...

Este que tb tiene un blog...
...fabuloso pueblo resistente y luchador, esa es mi relación para las féminas "judías". Eso si, estos judíos son muy jodidos, estrictos y ortodoxos, pero son esas mismas jodidas costumbres las que hacen que su "organización" permanezca vigente hasta nuestros días, pese a que han derivado de tierra en tierra.
?lo del secreto de la Baraka, sera verdad?
judias = porotos, habichuelas

e2

Unknown dijo...

Sentir o imaginarse con un acierto del 100% una situación que no se ha vivido es imposible, en eso estaremos todos de acuerdo. Como mucho puedes intentar imaginarte como la vivirías tú, en tu tiempo, con tus experiencias. Y cada persona es diferente bla bla bla todo ese rollo.
Pero para eso tenemos imaginación (volvamos con el Baron de Munchausen) y una mente poderosa, que consigue que te pongas colorada al recordar alguna situación embarazosa, o que te pongas nerviosa pensando en el futuro (maldita ansiedad anticipatoria).
Creo que la imaginación es una de las grandes virtudes humanas que deberíamos intentar potenciar al máximo.

Un futuro en Marte podría despertar en mí algún tipo de ilusión o algo parecido si no fuera porque cada vez tengo los pies más anclados en la tierra, como si llevara zapatos de hormigón al más puro estilo gánster. Pero os visitaría con frecuencia.

Por cierto, nunca he jugado al bingo, pero conozco a descendientes de mineros galeses.

Anónimo dijo...

¿Sector, religión; profesión, divina? Jaja, me parrrrrrto. Buenísimo, tú.

Besos orgiásticos.

PS: Por cierto, bienvenida al blogomanicomio.

Buzzear (ES)