lunes, 5 de noviembre de 2007

Diario de a bordo para espíritus maternales

A estas horas tengo frío pero no se puede decir que naveguemos con mal tiempo. La cuestión es que en la agencia les gusta poner el aire a to meter para que las ideas se mantengan frescas, debe ser. Afuera, sin embargo, el día está soleado con una estupenda sensación térmica de 25º y una humedad del 43. La intención es que esto de “del 43” suene a mucho, cuando lo cierto es que en los litorales en los que estamos no ha hecho más que empezar.

Haciendo gala de mi savoir faire en espíritus domigueros, el sábado por la tarde aproveché para hincharme a empanadas, café y sobremesa tamaño imperial y después comprarme un par de remeras en el mercadillo de Plaza Serrano en Palermo Soho. Tan chic como suena, pero menos de lo que imaginas. Visto lo visto con estos mismos ojos y distinta divisa en el bolsillo, esto viene a ser el embrión de lo que en el mercadillo de Fuencarral encuentras por 25 euros. Divídelo entre 4 y estás en (la) Argentina.

Llegado el domingo saqué a pasear la primera de mis adquisiciones y hoy, 100% de lunes, estreno la segunda. Mal hecho, el entretiempo, la semana y los estrenos van a acabar conmigo. Y es que, cualquiera que me conozca un poco sabrá o podrá suponer (si no lo ha hecho antes que trate de imaginarlo ahora) que entre las múltiples actividades estériles en las que, con tanta facilidad, soy capaz de permitir que se me escurra el tiempo como el agua entre los dedos, no está la de quedarme quieta frente al armario. Que no digo que sea ésta actividad inservible en el caso de unos cuantos, sólo que yo no la hice mía hasta que no puse esta vida del revés. Lo sé, es increíble pero es verdad, os lo juro, mi estilo y mi gracejo eran espontáneos. Ahora no soy más que una esclava apoyada sobre las puertas del placard condenada a adivinar los caprichos de un clima difícil. Y sufro por ello. Y peor aún, me enfermo. Y el hecho que aumenta su dramatismo hasta el infinito es que entro en una espiral de continua recaída.

No quiero cantar victoria aún pero para que esas amistades con complejo de madres o hermanas mayores puedan respirar aliviadas parece que, misteriosamente, el resfriado remite al fin. Por lo demás, me bebo mi zumo de naranja natural recién exprimido cada mañana, apago bien el gas y cierro con llave en cuanto llego a casa.

Anoche jugué al Trivial con amigos gallegos residentes en Río. Todas las preguntas que tenían que ver con Argentina no valían (vamos bien). De madrugada partieron y después soñé con China. Fue horrible, no vayáis.

Esa que se introduce en el arte del chamulleo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo hacedor de zumo declaro que está más sana que una de las manzanas que se lleva al trabajo.

Gonzalo dijo...

Descargar películas, escuchar lo último del bueno de Bob Dylan o consultar frenéticamente el DRAE son algunas de las actividades de dudosa eticidad que Internet ha puesto a mi alcance, de manera gratuita. En su desempeño me he situado incluso en el borde exterior de la legalidad, que es una situación a la que propendo de manera incesante. Hasta la fecha, ni una sombra de remordimiento se había asomado a mi desgualdrajada azotea. Hoy escucho con idéntico sosiego When The Deal Goes Down, sin haber hecho apenas penitencia.

Sin embargo, este natural mío tan transgresor se viene abajo al encontrar tan a la mano, tan generosamente este cuaderno de bitácora, porque blog es una palabra demasiado manoseada para lo que nos ocupa. Así, me siento felizmente culpable (o culpablemente feliz) de poder leer gratuitamente esta prosa buida y distinguida.

Muchas gracias, Esaque.

(Y un abrazo, si no es mucha indiscreción).

Anónimo dijo...

Bueno, tras mi comentario fallido en relación a los muertos, me reitero en la idea de que nadie como tú tiene la capacidad de hacer de algo trivial y cotidiano, una historia que contar...echaba de menos oirte hablar!! por fin!! jajajaja. Y desde el otro lado del charco, no puedo menos que solidarizarme con tu estado, recien ingerido mi zumo de por la mañana (que no el último del día) mientras trato de aplacar las iras de mi segunda recaida...Y no te preocupes, aunque yo si soy de las que se pasa un buen ratito (y vamos a dejarlo asi) frente a los estantes del armario, a día de hoy tampoco he conseguido esquivar ni un solo invierno el/los catarrazos correspondientes al año en curso...y asi voy encadenandolos...jajajaja Un beso muy muy fuerte con mis mejores deseos de recuperacion! Y gracias por invitarme a entrar en elrinconcito virtual de tu vida! MUUACCKKSS

Lluc Alemany dijo...

Paoliña!
Bueno, aquí seguimos con nuestros experimentos cibernéticos. Pero, aunque estemos "en pruebas" de las armas de este demonio (bien lo dice mi abuela: "este internet es el diablo"), no puedo no dejarte un comentario.
Te leo y te veo sentada en ese sofá de casa mastrelli (nuestra casa durante 10 meses), hablando mientras fumas y fumas o mientras nos comemos esos cornetos maravillosos rellenos de nutella.
Tengo que volver a Roma contigo porque ese año fue un año tuyo, de Sara, Marty y mio (añado a Bárbara, Luca y Scipio).
Un beso enorme desde este lado un poco inclinado hacia arriba...

Anónimo dijo...

Es que vivir por acá causa eso. Que lo aparentemente real, no lo sea.

La sensación térmica no es la temperatura. Palermo Soho no es un barrio shic (o como se diga) y los jugos de naranja probablemente sean de mandarinas del conurbano.

Hasta soñar parece ficticio. Me atrevo a decir que lo que te parecía China era seguramente alguna calle de Floresta. Creo yo.

Anónimo dijo...

Jolin, me despisto un poco y tienes un monton de textos, primero, me encanta el blog, segundo tu trankila por los resfriados, sufri lo mismo en mi primer mes en englaterra, los virus estaban tan agustito en este cuerpo serrano que no se querian marchar, todo eso apoyado por la rotura de codo y operacion.
En fin mil besos, sigo leyendo

Buzzear (ES)