jueves, 15 de noviembre de 2007

Otros porqués

Veo que Monzó os ha impresionado tanto que a muchos os ha dejado mudos. Y yo, que estoy de un generoso que no me reconozco, encantada os doy doble ración mientras cuezo a fuego lento al séptimo post, que es un número que me gusta mucho más (no abráis la boca para decir que no soy original). Esta vez el senderito mental os lo trazáis vosotros, que sé que además de listos, estáis todos muy vividos.

Esa que no es que no lo haya pensado, es que a menudo vuelve al punto de partida.


EL AMOR

La archivera es una mujer alta, guapa, con rasgos faciales grandes y vivos. Es inteligente, divertida y tiene lo que la gente llama carácter. El futbolista es un hombre alto, guapo, con rasgos faciales grandes y vivos. Es inteligente, divertido y tiene lo que la gente llama carácter.
La archivera trata al futbolista con desdén. Se muestra seca, displicente. De tanto en tanto, cuando él la llama (siempre es él quien la llama; ella a él no lo llama nunca), aunque no tenga nada que hacer le dice que ese día no le va bien que se vean. Da a entender que tiene otros amantes, para que el futbolista no se crea con ningún derecho. Alguna vez ha cavilado (tampoco mucho, no fuera a darse cuenta de que se equivoca) y llegado a la conclusión de que lo trata con desdén porque en el fondo lo quiere mucho y teme que, si no lo tratara con desdén, caería en la trampa y se enamoraría de él tanto como él está enamorado de ella. Cada vez que la archivera decide que se acuesten, el futbolista se pone tan contento que le cuesta creerlo y llora de alegría, como con ninguna otra mujer. ¿Por qué? No lo sabe, pero cree que el desprecio con que lo trata la archivera no lo es todo. De ninguna manera es el factor decisivo. Sabe que en el fondo ella lo quiere, y sabe que si finge dureza es para no caer en la trampa, para no enamorarse de él tanto como él está enamorado de ella.
El futbolista querría que la archivera lo tratase sin desdén o, como mínimo, con un poco menos. Porque así vería, por un lado, que esa no es la única forma de relación posible entre los dos, y por otro, que no debe tener ningún miedo de enamorarse de él. Porque él amaría la ternura de la archivera, esa ternura que ahora le da miedo mostrar.
A veces el futbolista sale con otras mujeres. Porque le parece que ha llegado al límite, porque decide que ya no soporta más que lo trate como un jarro, que casi no lo mire, que lo utilice de cepillo y después lo ignore.
Pero siempre vuelve. No es que las otras no le interesen lo suficiente. Todo lo contrario: son muchachas espléndidas, inteligentes, guapas y consideradas. Pero ninguna le da el placer que le da ella.
Un día (mientras la archivera fuma y lo mira desvestirse) el futbolista se decide y le habla. Le dice que no debería ser tan terca, tan huraña, que él la quiere tanto que no debe tener miedo de mostrarse tal como es. Que no se aprovecharía de ninguna debilidad de ella. Que si fuese tierna (y él sabe que lo es, y que finge no serlo) la querría aún más. Airada, le dice que quién se ha creído que es para decirle lo que tiene que hacer y lo que no; le dice que se siente y lo abofetea. Esa tarde, el futbolista disfruta más que nunca.
Pero, otro día que se ven, inopinadamente ella no es tan malcarada como de costumbre. El futbolista se sorprende. A lo mejor lo ha pensado y, sin decirle nada, empieza a hacerle caso. Al día siguiente es incluso tierna. El futbolista se alegra mucho. Por fin ha entendido que no tenía por qué tener miedo. Que mostrarse tal como es no va a reportarle ningún mal. Están en la cama. El futbolista está tan emocionado que se conmueve con cada gesto, con cada caricia. En cada mimo encuentra un placer especial. Es tal la ternura que ni tiene ganas de follar: le basta con abrazarse y decirse que se quieren (ahora, ella se lo dice a cada momento).
La archivera no vuelve a tratarlo con desprecio nunca más. Está tan enamorada del futbolista que se lo dice por la mañana, por la tarde, por la noche. Le regala camisas, libros. Se le entrega siempre que él quiere. Es ella quien lo llama, cada vez más, para que se vean todos los días. Y una noche le propone que se vayan a vivir juntos.
El futbolista la observa fríamente, con la mirada vidriosa. Hasta no hace mucho, hubiera dado el brazo derecho porque le propusiese lo que acaba de proponerle.

QUIM MONZÓ
El porqué de las cosas

8 comentarios:

CurroClint dijo...

Buen recorte.
Copias bien y sin faltas...

nancicomansi dijo...

Bastante típico. Lo del gato y el ratón...

Esaque dijo...

Gracias Curroclint, lo procuro.
Hola Nancicomansi, es típica la historia y la forma de contarla. Sin embargo me despiertan mucho interés esas piedras en las que, lejos de aprender, parece que nunca se dejará de caer. Personalmente a este cuento le cambiaría el título, ¿qué tal "El ego", o "La sumisión" o, directamente, "El aburrimiento"?
Bienvenidos.

Anónimo dijo...

si la conocieras adorarias hasta como corta y pega...te lo digo yo que la llevo viendo desde que existo!

x.rg. dijo...

Pues Esaque... ahora tiene Unoqueleagregaensulectordefeeds ;D

un abrasaso!!!

Anónimo dijo...

Es secreto está es saber QUÉ recortar !! Y me pregunto...¿Es esta la naturaleza humana? ¿Siempre queremos aquello que no podemos tener?...y ¿Por qué cuando lo tenemos perdemos todo el interés?....Pao socorreme con tu opinión...es esto la sumisión? el aburrimiento?? y ¿¿por que no se aburrió antes de esperar??? más por qués...

Besos, besos

Anónimo dijo...

En el año 95 hizo una película Ventura Pons sobre este estupendo libro de Quim Monzó que se titulaba igual. Pese a haber leído el libro, la peli me gusto. Lo digo por si alguién tiene curiosidad por verla. Es curioso como, en historias absolutamente dispares, puedes llegar a reconocer situaciones e incluso actitudes. Besos pibes.

Esaque dijo...

Bella María, empezaré por ti de nuevo que sin duda eres la que me estás poniendo a prueba. Por ahora, dos cosas:
1. El chiringuito sentimental lo profundizamos mano a mano en un sitio que no cierre y en el que sirvan sidra o tequilas. Eso sí, o uno u otro, esa mezcla, una, no vive para contarla.
2. Te recuerdo que la que tiene el título y las matrículas eres tú. Yo...te mantendré informada. Muy pronto, lo prometo.

Larita, me dejas sin palabras. Eso es una hermana coño! Menos mal que eres alta y fuerte y que tienes ese nombre tan bonito ;)

Gracias Javi, me llenas de buenas energías. Otro abrasaso para vos, caballero.

Hola María! Yo también quiero volver a Gambia. Ya estoy bajándomela, me consta que eres una mujer de buen gusto, buen corazón y sabios consejos. No me la pienso perder.

Buzzear (ES)