jueves, 1 de noviembre de 2007

Feliz Día de Muertos

Siento una atracción casi innata por la muerte. Me fascina, en serio, en el más estricto sentido del término. No, no hago rituales extraños, ni voy vestida de negro (no a todas horas), ni contemplo la muerte como una solución a nada que no esté estrechamente relacionado con un dolor físico agudo e irreversible. Es solo que me cabrea que sea un tema tabú. ¿Es delicado? Sí, claro que lo es, pero también hay momentos, o debería de haberlos, para hablar de aquello que obliga a las palabras a caminar sobre la cuerda floja, ¿o no? Si sólo nos limitamos a tratar con naturalidad lo que no va más allá de las fiestas, los trapos, las birras, las risas, los cuerpos que se mantienen secos, los cotilleos, los triunfos y la política (es verdad es verdad, esa política elevada al grado de equipo de fúmbol) al final todo son rollos, cosas, movidas, marrones, temazos y sobremesas sin migas ni tintorro en el mantel.

No me voy a detener mucho en aclarar que benditos sean los colegotas, Inditex, las personas que saben agitar las caderas o aquellas que se mueven entre el neón con una naturalidad tan familiar que su compañía frente a una barra es bien capaz de hacerte sentir más tú mismo que algún amigo de la infancia.

En México, que por otro lado es país de frustraciones calladas, dado como es a hacer invisible lo que no es placentero, bello o deseable, el 1 de noviembre o Día de Muertos es una fecha genial. Tal cual, me quito el sombrero de charra de corazón para elevar mis plegarias a la red y hacer manifiesto mi deseo de que ojalá todo el mundo girase la nuca hacia la tierra azteca para tomar ejemplo en esto. Luego está España, que me trae al recuerdo Días de Todos los Santos (¿de qué santos?) de piel mojada, de paraguas negros, de cementerios grises incluso para ser cementerios, de personas de ojos secos que aún pestañean. Y claro, me quiero morir. O lo que es peor, no me quiero morir. Me aterra la idea. Porque la muerte, además de ser la putada que es, se desvanece entre tanta tristeza con miedo a la nostalgia. No me resulta ni siquiera poética, como me parece la de los altares fosforitos, con gente alrededor brindando por los que no están al sabor de un tequila que otros disfrutaron y de esos platos por los que en vida hubieran matado. Así, hala, en pelotón, haciendo mucho ruido y riéndose y suspirando antes de pegarle el siguiente trago al fondo del caballito. ¿Y si hay que llorar? No pasa nada, que nadie se despegue del altar, que nadie se vaya a casa a hacerlo en soledad, ¿habrá lágrimas más justificadas que esas? Y si en verdad nos pudiesen ver, ¿qué preferirían aquellos?

Hay que ver, he sacado el mariachi a pasear. Bien, de Argentina os hablo el año que viene, por ahora estoy en el trabajo y me da la impresión de que la indiferencia es absoluta.

Ya sabéis, para mí, un “Buenas noches calabaza” va más que bien. Ah, y hacedme el favor de ser puntuales con las ánimas. Recuerda que algún día tú también lo serás. (aquí la sonrisa malévola)

Esa que enciende una vela.

6 comentarios:

Cris dijo...

Lo peor, lo peor de vivir lejos de México Lindo y Querido es cuando se acercan ese puñado de fechas que uno se pasa el año anhelando (Reyes, Muertos e Independencia)y no hay ningún tipo de celebración, comilona o borrachera.

te mando besos cargados de antojo a Pan de Muerto y bienvenida al ciberespacio mi fucker!

Anónimo dijo...

Aquí en San Francisco también es un día especial. Halloween resucita con disfraces, calabazas gigantes y niños que tocan a la puerta en busca de golosinas. La muerte se vive.

Fran

Anónimo dijo...

5 películas para celebrar la muerte:

-Drácula de Bram Stoker
-Vértigo
-Frankenstein
-Mar adentro
-Este muerto está muy vivo

Anónimo dijo...

La vida es un instante entre dos eternidades. Si no tuvimos miedo en el cominzo, ¿Por qué tenerlo al final?
Gracias por invitarme a leerte, voy a ser un visitante asiduo de tus páginas. :-)

Unknown dijo...

El mayor misterio no es qué habrá más allá, sino ¿cómo nos las hemos arreglado para que la muerte o la enfermedad sean temas "incómodos"? Como si alguien se fuera a librar de alguna de las dos cosas.
Mi primer contacto directo con la muerte fue en forma de cadáver empapado en formol. Desde luego, eso le quita bastante fascinación al asunto.

Anónimo dijo...

La otra vez, sentados a la vuelta de la agencia le decía: la muerte tiene la mejor utilidad de todos los servicios que nos da la vida, porque hace que todo se vuelva relativo ante ella.

Es como que sabiendo cómo termina la película, nos llenamos la boca de pochoclo y empezamos a disfrutar todos los detalles que vamos descubriendo.

Y claro, gracias por dejarme entrar. besos!!

Buzzear (ES)