miércoles, 9 de enero de 2008

Las reglas del juego

Lo pensaba hace unas semanas cuando fui al concierto en la cancha de Boca. No sé si llegué por Laguna pero a mí me pega decir que lo hice por el Boulevard de los sueños rotos, por Calle melancolía y, sin embargo, la estación más cercana al presente es por Atocha nada más pasado Málaga.

Son sensaciones que me pertenecen por entero. Eso pensaba y eso pienso y eso me ayudó a recordar Nick Hornby ayer cuando me dolían los riñones en un nuevo formato de dolor que estreno a los 26. Su Rob Fleming (al que en este completo desorden atemporal ya no puedo separar de la cara de John Cusack) me ayudó a sobrellevarlo con un montón de sonrisas impropias de panorama semejante.

Si no habéis leído Alta fidelidad aún, ¿a qué estáis esperando? Si sois gente demasiado ocupada (cosa que dudo muy mucho si estáis leyendo esto) ved al menos la película que también es altamente recomendable y además es quizá la adaptación más fiel que he visto de un libro hasta el momento. También es verdad que voy por la mitad, en caso de cambiar de opinión en el avance de mis páginas en dos días prometo que publico una fe de errores al respecto.

Hay cosas que te pueden gustar o incluso fascinar, pero hay otras que, sin que puedas elegirlo, se te mezclan con la sangre, con el sudor y con la saliva, y pasan a formar parte de ti como cualquier otra característica. Sea cualidad o defecto. Es así o al menos así pasa. Por ejemplo, yo afirmo despreciar a Paulina Rubio, porque además de cantar peor que yo en la ducha, de no saber bailar, de no saber hablar sin la patata en la boca y no decir nada que valga más que una patata, es vulgar y para rematar es rubia artificial. Una decepción absoluta, yo es que era más de Thalía porque hay que querer mucho a los fans para arrancarse dos costillas sin ser Marilyn Manson. Con todo y con eso, hay un par de canciones de la chica dorada que no soy capaz de sacarme de encima. Yo en verdad ya las tengo superadas. Hace mucho. Pero qué pasa, que ahí están las amigas para recordarte el paso ese que imitabas tan bien y que aún hoy les hace gracia, y aunque tú ya no estés para hacer esas pijadas (gratis), tus amigas no lo olvidan. Por lo tanto, Esaque (o peor aún, Paola) es Pau-latina. El libérrimo silogismo es el siguiente: Si toda Esaque baila y alguna bailarina es Paulina, por lo tanto toda Esaque es algo de Paulina. Además de, -claro está que aquí es donde enlisto cosas que me gusta ser- algo de Sabina, de Leonard Cohen o de Alan Ball.

Podría probarme a mí misma en mi autoconocimiento pero no es el main topic de esto que escribo, así que lo dejaré sólo en estas tres personas-características. La lista podría ser muy larga, claro. En verdad no tanto si nos ponemos estrictos.

Si hablamos en serio, pasa como con los amigos, que tienes la agenda llena de contactos y al final son 4 gatos. Que no digo que sean pocos, porque afirmar que hay allá afuera 4 personas que también son tú es mucho decir, y ya te puedes sentir afortunado o esquizofrénico.

La diferencia principal entre ellos y los contactos se reduce, básicamente, a las reglas del juego, que no existen a la hora del incumplimiento ni a la hora en que amenaza el sentimiento de debo-de por quiero-otra-cosa. Así, con Leonard, puedo encontrarme en las horas más diversas y antagónicas y siempre me pertenece. Aunque haya millones de personas que quizá estén escuchando y tarareando la misma canción que yo en el mismo momento. Tal vez sea a las 5 de la madrugada en un cuarto subterráneo de colegio mayor terminando de escribir la crítica de El retrato de Dorian Grey o estudiando para el examen de Historia que vendrá unas horas después, y lo mismo da que sea enero que sea junio. Y no importa si te acaba de llegar el primer email inesperado de esa persona que te gusta y que te encuentras casi todas las noches en el parque y que no sabes cómo ha conseguido tu dirección. O si una mañana de meses atrás te despediste en una estación de tren del primer amor que cada día que pasa echas más en falta y que entonces, a las 5 de la madrugada fumando sola en tu habitación te hace entender aquello que le gusta decir a tu madre, eso de “tendríamos que vivir dos veces, una de ensayo y otra que valiese de función”. Para cualquier momento de cualquiera de las dos, Leonard o Sabina serían compañeros de excepción.

Yo es que eso no lo entendí del todo hasta que no tuve la edad suficiente como para sentir que había perdido la oportunidad de empezar de nuevo en cualquier cosa. Me refiero a empezar de nuevo sin ninguna consecuencia, sin factura, sin sobreesfuerzo, sin creer que es posible aunque tarde, a tener tantas páginas en blanco por delante que todavía no podía echar ninguna de las pasadas en falta. Cuando eran sólo un epílogo.

Con Radiohead como con Cat Stevens, me pasa que me gustan pero tengo que estar de humor, de un humor preciso para que me dé por escucharlos. Y me pasa también que en algún momento de mi vida incluso he pedido que los quitasen, porque me hacían daño con un dolor que me era ajeno. Nada que ver con Sabina, con Cohen, ni con Ball, que me hacen dependientes de su arte sin hacerme sentir así. Y me gusta como río y como lloro sobre lo que me cuentan y cómo lo cuentan, o esa capacidad que tienen para hacerme sentir relajada, comprendida como en familia, sobre el diván de lo que sea que acontece dentro y fuera de mí, en el zulo en el que duermo y en el mundo por el que voy dando tumbos o trotes según factores tan caprichosos como el tiempo.

Son sensaciones que me pertenecen por entero, que ellos hicieron tan posibles como yo. Son artistas de los que me siento tan orgullosa como de las personas que quiero y por eso, aunque hablen o canten o estornuden para otras personas, para millones de personas más, o aunque ese primer amor con sabor a adiós de andén ahora le dedique las canciones a otra, o haya cambiado, no sé, "Esta noche contigo" por "Barbie Superstar", o "Suzanne" por "Chelsea Hotel" cuando se acuerde, o no, de mí, los tres serán míos por encima de lo que los demás, por más que me importen, puedan hacer con ellos. No se me ocurre pedirle a nadie que los quite o que los cambie, porque ese dolor o esa alegría es la que sabe a lo que creo que sé yo misma, y porque esas, son las reglas con las que a mí me gusta jugar.



(Jueguito enviado por e-mail que hago porque quiero)

*Escoge una banda/grupo/cantante.
*Responde SÓLO con títulos de sus canciones.
*Escoge a 6 personas para que sigan el test.

1 ~ ¿Eres hombre o mujer?: Adivina, adivinanza. Barbie superstar

2 ~ Descríbete: Como te digo una “co” te digo la “o”.

3 ~ ¿Qué sienten las personas acerca de ti?: Cómo decirte, cómo contarte.

4~ ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?: Aves de paso.

5~ Describe tu actual relación: Locos de atar. A la orilla de la chimenea. Ganas de... Qué demasiao.

6 ~ ¿Dónde querrías estar ahora?: Por el boulevard de los sueños rotos.

7 ~ ¿Cómo eres respecto al amor?: Como un explorador.

8 ~ ¿Cómo es tu vida?: Peligro de incendio.

9 ~ ¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo?: Esta noche contigo.

1O~ Una frase sabia: Peor para el sol. Yo quiero ser una chica Almodóvar. Yo también sé jugarme la boca.


Esa que algo tiene que hacer con ésta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La Fuga de Logan, 1976. También yo la vi hace unos 1... años y aluciné. Claro que también puede que sea un friki, en fin... un saludo y gracias por visitar mi blog

PD: seguro que no te perdiste la gira de Sabina y Serrat

Anónimo dijo...

Uno, que es un descastado. Siempre ha tenido mucho cuidado de apegarse mucho a un cantante o a una banda (a la mínima te sacan un acústico, se juntan con Elton John o luchan contra la pobreza). Me faltan libros para poder hacerlo con algún escritor, al margen de mi galopante superficialidad a la hora de leer, que me impide consumir y ser consumido por ciertas obras tal y como hace (y como la envidiamos por ello) esaque.

Yo creo que si pudiese apropiarme tanto de un “creador” tendría que ser del cine. Aunque un recomendable macarrilla guitarrero como Albertucho parece hablarme en exclusiva, lo mío debe ser que soy un desprendido y no reclamo la exclusividad de mis autores favoritos . Que envidia me das jodía, tres tíos tan brillantes escriben para millones pero efectivamente en mi mente son tuyos y sólo tuyos.

Anónimo dijo...

A mi lo de Paulina me ha dolido mucho¡¡¡ Pido una rectificación¡¡¡Pero Oiga¡¡

Saludos Pichi¡¡¡

Esaque dijo...

Jajajajaja. Disculpa Ricardo, en tu coche escuchamos lo que quieras. No veas las ganas que tengo de ir a algún bar de esos de Málaga a los que me llevábais a darlo toda con una de Paulina o con Pobre Diabla. Te cambio el perdón por hacerte el paso.
¡Besos soleados!

Anónimo dijo...

Parece que ha pasado desapercibido por los comenteristas de turno pero yo te quiero decir, aunque no aporte mucho al ruedo que me ha encantado este post y que coincido mucho con tus gustos así que el próximo libro que lea será alta fidelidad. Entonces volveré a comentarte con más fundamento. Un beso.

Buzzear (ES)