viernes, 27 de junio de 2008

La previa

Estoy en la agencia cuando sólo quedamos tres personas y suena Wild Horses. Si no escribo ahora no merezco este huequecito en el espacio. Si dejo que pase un minuto más sin guardar bajo bits las emociones de este día merezco muchos más días como éste, llenos de contradicciones como columpios que suben y bajan a la velocidad del segundero.
Se alegrarán de saber que me ha ido bien en el primero de mis exámenes imposibles. Supongo que estarán muy contentos cuando les diga que el título ORIGINAL que me manda S.A.R Juan Carlos I firmado por la ministra de cultura Pilar del Castillo, expedido en el 98, apostillado 10 años después y con unos bordes color morado de verdadero mal gusto, ya está en mi poder y me ha valido para llegar, justo a tiempo, a la meta.
El ataque de nervios fue estupendo. Después del spring, cuando me senté en las escaleras de la facultad a fumar y a esperar junto a mis compañeros a que nos fueran llamando uno a uno para sentenciarnos en Psicología General, apareció Gastón, el amable bedel, que en esta ocasión se mostró impasible como es impropio en él.

-Paola tenés que darme una fotocopia de tu pasaporte.
-Ahora no Gastón, ¿no ves que estoy adherida a esta escalera?
-Si no me la das vas a estar ahí sentada hasta que te canses porque no te van a llamar más.
-Ay Gastón, que no que no, que no puedo…


Y de verdad que no podía. Así que una de mis amabilísimas y solidarias compañeritas que fue la primera en entrar a hacer el examen y salió con una sonrisa de 9, bajó desde el piso 17 hasta el subsuelo con mi pasaporte en la mano. Gastón contento y yo en estado catatónico.

Pero ya está, ya pasó, y esto en verdad no es de hoy, es de ayer. No podía ser tan desconsiderada de no compartirlo teniendo en cuenta todo lo que hemos sufrido para llegar hasta esa escalera que parecía antesala del Juicio Final.

¿Quizá exagero? Nooo.

Cuando se terminó el bis a bis General me fui para casa, me metí en la cama, empecé un libro, cuatro horas después lo terminé y por fin pude desenchufarme en paz. Últimamente me está costando un poco. ¿Insomnio? No, no es insomnio. Es una casa que estoy a un pelo de perder, un abrazo que me salta encima cuando me meto en mi cama de 2x2 y soy sólo una. Sobre todo eso. A veces se me ocurren otras cosas con las que distraer el sueño o directamente voy y me leo el libro de Paulo Coelho que ha caído en mis manos accidentalmente (¿existirán los accidentes? ¿Será el misterio? ¿Serán las casualidades? Uuuh, ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión,una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño…ya saben el final) me hago el harakiri a gustito y pienso en las ganas que tengo de que empiece el día siguiente y en la serie de emociones estupendas que me aguardan. Y no es ironía. Las santas no mentimos, es que somos capaces de procesar los más diversos sentimientos al unísono. Es por eso que nos alaban y nos rechazan con la misma intensidad. Como a la selección española, igualito. Vergüenza os tendría que dar.
Y a mí también, que no he contado nada, absolutamente nada, de lo que quería y estoy aquí haciendo tiempo para distraer la llamada de la cama mientras llegan el par de costaleras de mi hermandad a sacarme en procesión.

Apelo a la bondad de vuestros inmensos corazones para que sigáis queriendo a Esaque. Y no me comentéis esta entrada, no me lo merezco. Podéis ir en paz. Las chicas ya están aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy que de espacio hay aquí, pues me instalo y hago míos los comentarios con algo tan chorra como que Gastón es un nombre bien molón.

Esaque dijo...

Tú sí que eres molón. Y haces muy bien en desobedecerme.
Ahora que nadie nos ve, aprovecho y te sobo un poco.

Buzzear (ES)